Los libros de
cuentos, si son largos, suelen cansar; a veces hay que dejarlos y volver al
tiempo. No me pasó con Our
Story Begins, de Tobias Wolff (también leímos Old School). Son
más de treinta cuentos pero los leés uno detrás de otro sin problema, en parte,
supongo, por la gran diversidad entre ellos. Aunque hay algunos temas que se
repiten, como cuentos sobre relaciones entre un hijo y su madre ("The Liar",
"Firelight", "A Mature Student", "Down to Bone")
o entre un hijo y su padre ("Powder", "Nightingale"), en
cada cuento, incluso los más cortos, Wolff arma un universo: una familia, una
relación, un vínculo que remite a un núcleo de la experiencia humana.
En muchos de
ellos el meollo es una decisión moral; como en "Two Boys and a Girl":
"Las razones siempre venían con un propósito, para dar la apariencia de
una lucha entre el principio y el deseo. Pero no había habido lucha. El principio tenía poder sólo hasta que
descubrieras aquello que tenías que tener." (p. 195) Con cierto fatalismo,
algunas de esas decisiones o eventos deciden todo lo que vendrá después, y la
vida deja de estar en manos del protagonista (o quizás nunca lo estuvo): "Y
entonces te topás con un sector con hielo en una curva un día soleado de marzo
y el volante en tus manos se convierte en un chiste y vos en nada más que un
espectador de tu propio deslizamiento somnoliento hacia el borde" (p. 274)
Ese destino parece quitarle brillo a los sueños, a las pasiones de la juventud
y a veces los personajes luchan por no perderlo: "Se supone que tenemos
que sonreír frente a las pasiones de los jóvenes, y frente a lo que recordemos
de nuestras pasiones, como si fueran nada más que una serie de fraudes dulces
con los que nos habíamos engañado a nosotros mismos hasta que nos avivamos. (...) Pero no había nada ingenuo en lo que
sentíamos." (p. 225)
Todo esto es
contado con oraciones directas y con imágenes únicas. "La nieve aflojó,
pero igual la tierra no tenía borde cuando se encontraba con el cielo." (p. 21) dice en el clásico "Hunters in the
Snow". O
en "Firelight": "Los troncos se acomodaron en la chimenea, muy
suavemente, como algún viejo perro que durmiendo ajusta sus huesos." (p. 258)
Ocasionalmente, también, incluso frente a los peores dramas, encontramos humor,
como al comienzo de "Sanity": "Llegar desde La Jolla al Hospital
Estatal de Alta Vista no es fácil, salvo que tengas auto o un colapso mental."
(p. 160)
Tobias Wolff es
un maestro del cuento, el que a través de la literatura retrata lo cerca que
está todo del derrumbe. El chico de uno de los cuentos, "The Liar",
inventaba historias de enfermedades y muertes. Su madre, en cambio, "podía
imaginar a las cosas como cuajando, no cayéndose a pedazos." (p. 51) Las
historias de Wolff se detienen siempre en el momento en que la balanza puede
inclinarse para uno u otro lado.
Originales de
las citas usadas
"Reasons
always came with a purpose, to give appearance of a struggle between principle
and desire. But there'd been no struggle. Principle had power only until you found what you had to have." (p. 195)
"And then you hit an icy patch on a turn one sunny
March day and the wheel in your hands becomes a joke and you no more than a
spectator to your own dreamy slide toward the verge". (p. 274)
"We're supposed to smile at the passions of the
young, and at what we recall of our own passions, as if they were no more than
a series of sweet frauds we'd fooled ourselves with and then wised up to. (...)
Yet there was nothing foolish about what we felt." (p. 225)
"The snow let up, but still there was no edge to
the land where it met the sky." (p. 21)
"Getting from La Jolla to Alta Vista
State Hospital isn't easy, unless you have a car or a breakdown." (p. 160)
"The logs settled on the fireplace, very softly,
like some old sleeping dog adjusting his bones." (p. 258)
"She could imagine things as coming together, not
falling apart". (p. 51)