martes, 28 de febrero de 2017

Profesional


Leí Nocturnes, de Kazuo Ishiguro, y me entretuvo. Qué cosa fea para decir de un libro, ¿no? Me entretuvo… parece casi peor que decir lo odié. Pero la verdad es que no lo odié.
El planteo es interesante: son cinco cuentos unidos por la música, porque los personajes principales son músicos, y por la noche o el ocaso. Y el tono es siempre amigable, como un paseo por el parque. Cada tanto tiene alguna observación que te saca una sonrisa. Como el tipo que se fue quedando y “Antes de que te des cuenta, tenés 47 años, y la gente con la que empezaste fue reemplazada hace tiempo por una generación que chusmea de cosas distintas, toma otras drogas y escucha otra música.” (p. 40) O el chico que no fue a la universidad y que, al volver a su pueblo, que dice: “alguien que conocía de la escuela se me acercaba y se me ponía a hablar en su nueva voz ‘universitaria’, quizás haciendo una disección de la última película de Batman con un lenguaje súper inteligente.” (p. 94)
No lo odié, entonces, me llevó y terminé los cinco cuentos. Pero no terminé de ver del todo a ninguno de los personajes. Las voces me parecieron lejanas. Al libro, a mi gusto, le faltó algo de carácter. En dos momentos del libro se usa la palabra “profesional” de forma despectiva. En “Nocturne”, Lindy le dice a Steve que tocó una canción de manera profesional y Steve la quiere matar: profesional significa sin alma. Y en “Chelistas”, Eloise le dice a Tibor que no tiene que escuchar tanto a maestros demasiado profesionales. Algo de eso me pasó con Nocturnes: está bien, es profesional, me entretuvo, más o menos como los músicos de bares y restaurantes retratados en los cuentos, pero no mucho más.


Originales de las citas
“Then before you know it, you’re forty-seven years old, and the people you started out with have long ago been replaced by a generation who gossip about different things, take different drugs and listen to different music.” (p. 40)

“someone I’d known at school would come in and start talking to me in their new ‘university’ voice, maybe dissecting the latest Batman film in clever-clever language.” (p. 94)

martes, 21 de febrero de 2017

Lo que no leo



Leí El Romance de la Negra Rubia, de Gabriela Cabezón Cámara, y aunque es un libro que normalmente no hubiera leído, hay mucho que me gustó ahí.
Tras un fin de semana de droga y alcohol en un predio ocupado, la Negra, una poeta, reacciona frente al desalojo policial prendiéndose fuego. A partir de eso (“el sacrificio fundante” – p. 32) se convierte en la santa y líder de un movimiento de ocupación de tierras / vivienda / artístico que llega a su cénit cuando la propia Negra es expuesta en la Bienal de Venecia como parte de una instalación sobre estas luchas populares.
Hay en la Negra Rubia una reflexión sobre la santidad y el martirio. En unas “Notas sobre el sacrificio”, dice que “no importa el deseo: hemos de considerar santos a todos los que muriendo nos reportaron ganancias.” (p. 74) Los mártires son útiles para los movimientos sobre todo en esta era de la información: “las cámaras, carroñeras y caranchas” (p. 19) van directo hacia ellos y ahí se genera poder. El mundo militante es defendido pero no sin cierta ironía: “Levantaba una villa y ubicaba a la gente en casas buenas y enseguida me brotaban como gremlins en el agua unas diez más.” (p. 63)
Después de leer a Hornby protestar contra la literatura sobre la literatura, me molestó un poco la vuelta literaria del libro. En el epílogo, la Negra dice: “desde acá mismo, me relato mi vida porque creo que es un libro. Porque siempre quise escribir uno y ha de ser que soy una de esas personas que no pueden separar arte de vida y la vida me quedó así, medio barroca”. (p. 68) Y antes: “cualquier perspectiva es un lugar conseguido, yo no creo que haya un lugar totalmente regalado: se llega a la perspectiva, lo que organiza el relato, y si se puede contar es que algo de bueno habrá ahí donde estás parado y si se quiere contar es que algo se está buscando.” (p. 29) Como lector, me pregunto si necesito eso para que me hable este personaje, si al final de cuentas no le quita fuerza a su testimonio.
Decía que es un libro que normalmente no leería. Cuando leí la primera oración me molestó, me pareció innecesariamente compleja y literaria, y si la hubiera leído en la librería quizás no lo compraba. Pero al mismo tiempo, es justamente en el manejo del lenguaje, en la poesía y a veces en la exageración donde encontré el placer de leer este libro. Hay algo en los ritmos, en el arrebato pero al mismo tiempo el cuidado, que crea sonidos únicos: “Mi Elena, la dorada la firme la poderosa, la diosa recia de uñas cortas, mi yegua mi belleza, mi agua mi carne mi ternura, mi Elena mi amor mi vida mi aliento, mi mujer mi marido mi toro mi doncella, mi hermana mi amante estaba enferma.” (p. 54)

A veces es bueno leer cosas que normalmente no leeríamos.

martes, 14 de febrero de 2017

El placer de leer


Me gustan los libros y hablar de libros y, como habrán notado, escribir de libros, así que no es sorprendente que alguien me regalara The Complete Polisyllabic Spree. The ... Spree es una colección de columnas sobre lecturas de uno de mis escritores favoritos: Nick Hornby. (Libros de Hornby comentados en el blog: How To BeGood, Juliet, Naked, A Long Way Down, Fever Pitch, Slam).
La columna se llamaba “Stuff I’ve been reading” (“Cosas que estuve leyendo”), se publicaba en una revista que parece haber desaparecido (The Believer) y trataba, entre otras cosas, de las curiosas maneras a través de las cuales nos llegan los libros. Cada columna empezaba por una enumeración de libros comprados y libros leídos, y a veces la conexión entre esas dos columnas era azarosa: porque le regalaban libros, porque una lectura llevaba a otra, porque a veces compramos libros que nunca vamos a leer. Incluso los más obsesivos, que nos trazamos algún tipo de plan de lectura, nos encontramos a veces con desvíos. Por ejemplo, Hornby cuenta que ponía a los libros que nunca iba a leer en un estante determinado; pero de pronto un hijo sacó un libro y se puso a jugar con él en el piso y ahí Hornby lo vio y se puso a leerlo en el acto. “Ser lector es un poco como ser presidente, salvo que supone generalmente menos cenas de Estado. Tenés esta agenda que querés llevar adelante, pero te distraen eventos de la vida, e. g., libros que llegan por correo / la Tercera Guerra Mundial, y sos temporalmente desviado del camino elegido.” (p. 61)
Sobre todo, el libro se trata del placer de leer por el mismo placer de leer. Más allá de cómo llegues a un libro, lo importante es que te haga bien. No hay que leer libros porque pensemos que tenemos que leerlos o porque otros piensen que tenemos que leerlos; tampoco tienen que ser difíciles ni leerse para un supuesto crecimiento personal: “Si la lectura de libros puede sobrevivir como actividad de recreación (...) entonces tenemos que promover las alegrías de la lectura antes que sus (dudosos) beneficios.” (p. 5)
Un corolario de esa postura (o justamente al revés) es una mirada crítica de la distinción entre lo elevado y lo popular, una postura anti-elitista. “Quizás una novela literaria es una novela que en verdad no funciona, y una película artística simplemente una película que la gente no quiere ver.” (p. 60) Hablando de la poesía, dice: “Si algo no te da al menos la posibilidad de ser comprendido en las primeras dos lecturas, entonces mi lema es ‘Al carajo.’” (p. 89) Ligado con esto, Hornby critica que en los temas elegidos haya tanto de literatura, que entre los personajes haya tantos escritores y tan pocos plomeros, oficinistas o empleados de comercio: “¡Pónganse de acuerdo, muchachos! ¡No pueden estar todos escribiendo literatura sobre la literatura!” (p. 161)
Como en todo lo demás que escribe, Hornby es gracioso y sensato y sensible, así que el libro se lee divinamente y el paseo por la mente de un lector es un placer. Y como si fuera poco, me llevé seis libros a mi lista de “libros que me gustaría leer.”


Originales de las citas usadas
“Being a reader is sort of like being president, except reading involves fewer state dinners, usually. You have this agenda you want to get through, but you get distracted by life events, e.g., books arriving in the mail / World War III, and you are temporarily deflected from your chosen path." (p. 61)
“If reading books is to survive as a leisure activity (...) then we have to promote the joys of reading, rather than the (dubious) benefits.” (p. 5)
“Maybe a literary novel is just a novel that doesn’t really work, and an art film merely a film that people don’t want to see…” (p. 60)
“If something doesn’t give you even a shot at comprehension in the first couple of readings, then my motto is ‘Fuck it’”. (p. 89)

“Sort it out, guys! You can’t all write literature about literature!” (p. 161)

viernes, 3 de febrero de 2017

Salvar el mundo


Leí Runaway, de Alice Munro (también leí Too much Happiness), en una edición que viene con una introducción de Jonathan Franzen. Y la introducción es tan buena como reseña que no voy a hacer un apunte de lectura propio sino robar, directamente, el de Franzen. No sólo porque lo de Franzen es tan bueno sino tambuén porque Runway es tan buena colección que es casi imposible reseñarla como merece.
Entonces: ¿qué dice Franzen?
·         [Munro] es “La proveedora remota de experiencias privadas intensamente placenteras.”
·         “Lo que hace que el crecimiento como artista de Munro sea tan nítidamente visible que quita el aliento (...) es precisamente la familiaridad de su material. Mirá lo que puede hacer con nada más que su propia pequeña historia; cuanto más vuelve a ella, más encuentra.”
·         Runaway es tan bueno que no quiero ni hablar de él acá.”
·         Lo cual me deja con la simple instrucción con la que comencé: ¡Leé a Munro! ¡Leé a Munro”
·         [Como escritor de ficción] “Tenés que perdonar a todos y no maldecir a nadie.”
·         ¿Puede un tipo mejor de ficción salvar al mundo? Siempre hay una pequeña esperanza (a veces sí pasan cosas raras), pero la respuesta es casi seguro que  no, no puede. Sí hay una probabilidad razonable, sin embargo, de que pueda salvar tu alma.”

Originales de las citas usadas
“She is the remote provider of intensely pleasurable private experiences.”
“What makes Munro’s growth as an artist so crisply and breathtakingly visible (...) is precisely the familiarity of her material. Look what she can do with nothing but her own small story; the more she returns to it, the more she finds.”
“Reading Munro puts me in that state of quiet reflection in which I think about my own life: about the decisions I’ve made, the things I’ve done and haven’t done, the kind of person I am, the prospect of death.”
Runaway is so good that I don’t want to talk about it here.”
“Which leaves me with the simple instruction that I began with: Read Munro! Read Munro!”
“You have to forgive everybody and damn no one.”
“Can a better kind of fiction save the world? There’s always some tiny hope (strange things do happen), but the answer is almost certainly no, it can’t. There is some reasonable chance, however, that it can save your soul.”