miércoles, 31 de julio de 2013
lunes, 29 de julio de 2013
El mundo de Boedo
Pinta tu aldea
y retratarás al mundo, dicen por ahí. Eso hace Fabián Casas en el
legendario libro de cuentos Los Lemmings
y otros. Me lo recomendaron hace años pero nunca lograba conseguirlo. Hace
un par de meses encontré un ejemplar (en Yenny,
aunque no lo crean) y lo leí en unos pocos días.
El cuento "Los Lemmings" le da el nombre al libro y lo estructura. Todo el libro cuenta historias de un grupo de amigos de
Boedo, "muchos borrados antes de tiempo con el liquid paper del Proceso, las Malvinas, el sida..." (p. 13) Es
un libro muy anclado en el tiempo y en el espacio; habla de una generación apenas más grande
que la mía, y aparecen sucesos y marcas con las que nos identificamos. La
política, la guerra y Malvinas; pero también el vascolet, John Travolta, el alfajor Jorgito, Banchero y el Karate Kid. El cuento es, así, un poco mío, porque habla del chocolatín Jack, que cada tanto nos traía papá a mí y a mis hermanas cuando llegaba de trabajar, hasta que un día le pareció que nos importaba más la llegada del chocolatín que la suya.
Muchos de ese
grupo, como los lemmings en el Ártico, mueren sin razón. Mientras tanto, crecen y
pierden la inocencia - "un día encontramos una revista pornográfica (...)
No me dejó dormir por una semana" (p. 12) - hasta que finalmente se convierten en
adultos, al menos algunos. En "El Bosque Pulenta" nos explican qué es
eso: "¿Qué es un adulto? Alguien que comprende que la vida es un infierno
y que no hay ninguna posibilidad de buen final." (p. 29)
Boedo es único,
pero la aldea es universal. Todos tenemos un origen, un lugar. Nos lo decía Toni Morrison en Home y nos lo dice Fabián Casas en Los
Lemmings: "¿El Parque Rivadavia queda en Boedo?, pregunta el imbécil
de Chumpitaz. Boedo queda donde estemos nosotros, dice Máximo." (p. 36)
miércoles, 24 de julio de 2013
Destino
ah, esa
torta
esa
torta de manzana
esa que
no comí
esa
torta
esa
torta que mañana
dejé de
sentir
ah, esa
torta
esa
torta de manzana
algo
rota en el desmolde
tan
necesaria
mañana
con los
mates del desayuno
desayunar
con torta
desayunar
con tarta
despertar
me harta
desayuno
con apuro
me
apuno con el rulo
me supuro
por el culo
ahijuna
la luna.
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poema en vivo twittero
por
@algoenmi
@santillanf
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lunes, 22 de julio de 2013
Salir
Nunca había leído Una noche con Sabrina Love y tampoco
había visto la película, así que pude disfrutar mucho el libro cuando lo agarré
hace un par de semanas. Sobre uno de los más viejos formatos de la literatura
(el de cómo me convertí en hombre), Pedro
Mairal cuenta una historia al mismo tiempo universal y particular de manera
directa y con frescura y humor.
El personaje principal es Daniel,
un chico recién salido del secundario del interior entrerriano. Daniel da
ternura, y a través de él el autor nos da una mirada muy especial sobre todo lo
que el flaco vive en su viaje iniciático. La estructura es simple, directa, sin
idas y vueltas en el tiempo, sin voces diversas: es un relato que empieza y que
sigue adelante como una pelota que cae por una ladera, fluye naturalmente hasta
su final como un río de llanuras. Sobre todo, Mairal no parece querer convencernos
de nada, no tiene una posición sobre la política o sobre el mundo de la
literatura, ni incluye un sólo personaje que se dedique a escribir. Es un
relato de gente que vive en el mundo real, y de cómo una de esas personas se
convierte en un hombre.
La respuesta, más allá de las
anécdotas de un viaje a dedo desde Entre Ríos hasta un telo en Recoleta, es que
nos hacemos hombres al entender todo lo que nunca entenderemos sobre las
mujeres: "Al amanecer había bajado en el ascensor como descendiendo para
siempre a un mundo sin mujeres (...) Una vez que se te suben las minas a la
cabeza estás perdido, le había dicho Gagliardi" (p. 214/5). En su viaje
Daniel conoce mujeres distintas, y termina por intuir los misterios que puede
haber detrás de cada una de ellas y con eso pierde algo de la inocencia,
comienza a protegerse, parece tan listo para salir a vivir como cualquiera
puede llegar a estarlo jamás.
martes, 16 de julio de 2013
Oscuridades
¿Cómo traducimos Dusklands?
¿Tierras del ocaso? Wikipedia en español lo tiene como Tierras de poniente, título con el cual probablemente no hubiera comprado este pequeño libro de J.M. Coetzee que leí hace
unas semanas. Oscuro, este libro catalogado como novela (su primera, de 1974), contiene dos narrativas.
En la primera, en California, un especialista en guerra psicológica se vuelve
loco buscando cómo ganar la guerra en Vietnam y destruye su matrimonio; o se
vuelve loco por su matrimonio y destruye su carrera como especialista en guerra psicológica. “En mis escritos sobre Vietnam, sobre los que no pienso
porque me disturban y pierdo terreno, también me esforcé, contra toda
probabilidad, por imponer el orden en un área de caos, aunque sin éxito.” (p.
44) Es un personaje incapaz de vincularse, de amar: “Estoy claramente adicto a
mi matrimonio, y la adicción es a fin de cuentas un vínculo más seguro que el
amor.” (p. 11) Esa incapacidad de vincularse se traduce en la frialdad para
pensar en el terror a imponer en la población vietnamita (“Las denuncias de
atrocidades son vacías cuando no pueden ser probadas. 95% de las aldeas que
borramos del mapa nunca estuvieron en él.” - p. 22) y concluye, en su vida
privada, poniendo en peligro lo menos pensado.
En la segunda narrativa, en 1760 en Sudáfrica, un colonizador solitario
y loco da un paso en falso y es humillado por la tribu Namaqua en una
expedición de cacería. Con mucho esfuerzo logra regresar a tierra blanca y
prepara una segunda expedición para castigar a quienes lo ofendieron, incluyendo a los esclavos que lo abandonaron. El hombre
blanco explica qué significa ser un cazador: “No podemos contar lo salvaje. Lo
salvaje es uno porque es ilimitado. (…) Cada criatura salvaje que mato cruza la
frontera entre lo salvaje y el número. (…) Yo soy un cazador, un domesticador de
lo salvaje, un héroe de la enumeración. Aquel que no comprenda el número no
comprende la muerte.” (p. 80)
En Vietnam, la respuesta a la humillación es el terror y una muerte que
busca ser medida, contabilizada. Decía el personaje americano que “Hay una guerra aérea militar con blancos
militares; también hay una guerra aérea política cuyo objetivo es destruir la
capacidad del enemigo de sostenerse psíquicamente. No podemos saber hasta que
no midamos. Pero en la guerra aérea política no hay una medida como el número de bajas.” (p. 28) En Sudáfrica el colonizador también responde con terror.
“Sobre ellos pronuncié sentencia de muerte. (…) Durante meses me había
alimentado con este día, que había poblado con retribución y muerte. En este
día retornaría como una nube de tormenta proyectando la sombra de mi justicia sobre
un pequeño pedazo de tierra.” (p. 101) Así, ordena a los soldados que lo
acompañan que “junten todo el ganado, borren la aldea de la faz de la tierra”. (p. 102)
Son dos narrativas oscuras
centradas en dos personajes oscuros; personajes sin vínculos, locos, que llevan
la pesada carga del hombre blanco de castigar a orientales o negros con un
método en común, más allá de las diferencias temporales y geográficas: el
terror. Un espejo horrible que Coetzee presenta a la sociedad occidental pero sobre todo a la Sudáfrica blanca de 1974.
Originales y otras citas
- “Married life has taught me that all concessions are mistakes.” (p. 2) (“La vida matrimonial me ha enseñado que toda concesión es un error.”)
- “I am plainly addicted to my marriage, and addiction is in the end a surer bond than love.” (p. 11)
- “Atrocity charges are empty when they cannot be proved. 95% of the villages we wiped off the map were never on it.” (p. 22)
- “There is a military air-war with military targets; there is also a political air-war whose purpose is to destroy the enemy’s capacity to sustain himself psychically. We cannot know until we can measure. But in the political air-war there is no measure as the body count.” (p. 28)
- “In my writings on Vietnam, which I do not think about because I become disturbed and lose ground, I strove too, against great odds, to impose order on an area of chaos, though without success.” (p. 44)
- “We cannot count the wild. The wild is one because it is boundless. (…) Every wild creature I kill crosses the boundary between wilderness and number. (…) I am a hunter, a domesticator of the wilderness, a hero of enumeration. He who does not understand number does not understand death.” (p. 80)
- “Over them I pronounced sentence of death. (…) For months I had nourished myself on this day, which I had populated with retribution and death. On this day I would return as a storm-cloud casting the shadow of my justice over a small patch of the earth.” (p. 101)
- “The Griquas were doing what I had told them: collect all the cattle, wipe the village off the face of the earth”. (p. 102)
martes, 2 de julio de 2013
Dolor italiano
oh, ñoqui de papas
oh, ñoqui de sémola
cómo me faltas
tu ausencia una rémora.
oh, ñoqui de espinaca
oh, ñoqui de calabaza
nunca
sabés
serás un ñoqui de papas
pero tu ausencia
me parte
igual
sos tanto más
que el veintinueve
tu ser me conmueve
por demás
4 quesos
salsa rosa
tuco
pesto
parisienne
tus mil caras
oh, vos, ñoqui
hoy me duelen
más que ayer
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