Camino por la oficina y veo
un mate con la bandera de Canadá. Así como lo ven acá. Un mate con bandera de
Canadá. Es que hay hijos del exilio económico de fines de la convertibilidad que ya
están grandes y estudiaron y trabajan; algunos de ellos están de vuelta en la
Argentina y llevan mates con los colores canadienses a la oficina. Esperemos
que no haya una nueva crisis que desmienta su deseo de vivir y trabajar y
construir un futuro acá.
jueves, 31 de mayo de 2012
miércoles, 30 de mayo de 2012
El centro de la gastronomía
Tenía una reunión en el microcentro.
Me bajé en la estación Lavalle del subte C, subí las escaleras y caminé por
Lavalle hacia el bajo. No estaba llegando temprano pero igual entré a Le
Caravelle, un bar sin mesas, con la barra en U donde dicen que se toma el mejor
café italiano de Buenos Aires. Pedí un ristretto y lo mastiqué de un golpe. A los cinco minutos había pagado y estaba en camino.
Después tuve la reunión. De ahí fui a otra reunión, siempre por el microcentro, y cuando salimos teníamos hambre. Fuimos por otro clásico: una napolitana sin ajo en el Palacio de la Pizza de Avenida Corrientes.
Pedí una Coca con hielo; Pesi es lo mismo; sí,
dale. El menú de postres, con esas letritas que se agarran ofrecía cosas con nombres
como: Palo Jacob, Diplomático, Ricotton grande, Gateau de Nuez, Tronquito, Brazo
Gitano e Imperial.
lunes, 28 de mayo de 2012
Un día hermoso
No pregunten por la niebla;
no pregunten por el sol
no pregunten por los precios
no pregunten por favor.
No pregunten por Beatriz
la interventora de los precios
no pregunten por París
no pregunten no sean necios.
No lean a Fernández Díaz
no pregunten por el modelo
no lo duden, Él era el Mesías
y sigan viendo a Marcelo.
Hoy es un día hermoso
no está feo hace una semana
lo dice el servicio meteorológico
eso es más cierto que mi ventana.
No pregunten por el Indec
no pregunten por Reposo
no miren YPF en la SEC
hoy es un día hermoso.
jueves, 24 de mayo de 2012
Prohibiciones
No sé si el cartel es nuevo o si está hace tiempo y sólo lo vi ayer. Este cartel de prohibido fumar está pegado a una de las columnas de hierro forjado de Retiro fabricadas en Liverpool. Lo cierto es que ayer me llamó la atención y le saqué una foto con mi telefonito; es una de las tantas prohibiciones que no se cumplen: cuando salimos de los trenes repletos y hacemos una cola larga como el andén porque la mitad de los molinetes no andan, todos los fumadores prenden y todos los no fumadores nos fumamos su humo. Yo entiendo que nos traten de cuidar a los no fumadores de eso, pero ese cartelito no sirve para nada y hay pocas cosas peores que una regla que no se cumple.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Bárbaro el Barolo, bo
¿Cuántas veces pasaste por Avenida de Mayo al 1300? ¿Y cuántas veces entraste al Palacio Barolo? Yo pasé cientos de veces y sigo pasando y nunca había entrado hasta la semana pasada. Entiendo que quizás no tengas el tiempo o las ganas de hacer la visita guiada, pero podés entrar por Avenida de Mayo y sólo cruzar el lobby y salir por Hipólito Yrigoyen y vas a ver el kiosco de la foto, y una arquitectura increíble y, si tenés un poco de imaginación, vas a pensar que si se podía construir así en los años 20 del siglo pasado todavía se puede construir mucho mucho en Argentina.
martes, 22 de mayo de 2012
Energía nacional populista
Habitualmente yo cargo en
Shell, pero el domingo (que tenía 20% de descuento con las tarjetas de mi
banco) me quedaba más cómoda una YPF. No seas cipayo, me dije, meté energía
nacional y popular en tu tanque. Así que paré ahí; esperé detrás de una
ambulancia que se demoró una eternidad; tanto que antes se movió un camión de
bomberos del otro lado del surtidor y entonces corrí el auto. Finalmente me vinieron
a atender y me preguntaron: “¿efectivo?” “No, no, débito”, respondí. “No, sólo
efectivo”.
Me fui de la YPF y pasé por la Shell que hay más o menos a un kilómetro. La V-Power Diesel pasó la barrera de los $7 y terminé pagando $360. El
boicot a Shell se hizo cuando osó cruzar la barrera de los $2. La energía nacional y popular se paga al contado y termina siendo cara.
lunes, 21 de mayo de 2012
Ironía
La contratapa de la sección Espectáculos de La Nación tiene los chistes y la contratapa de la sección Economía tiene el pronóstico. Pero hoy, en Economía, se coló un chiste o, como mínimo, una ironía. A la izquierda se informa que el embajador argentino en EE.UU. se queja de "mala fe" con Argentina en ciertos círculos norteamericanos y, al ladito nomás, que Neuquén dispuso la devolución a YPF de las áreas que le habían quitado en la previa a la expropiación a Repsol. Lo mismo hicieron ya Santa Cruz y Chubut. O sea que estas tres provincias quitaron concesiones para bajar el precio y ahora las devuelven. Y nuestro embajador en EE.UU. habla de "mala fe" en relación con los juicios en el CIADI. Como si esto fuera poco, sigue a la derecha una información sobre el Indec, el organismo que miente para (entre otras cosas) pagar menos intereses.
jueves, 17 de mayo de 2012
Esta sensación ochentosa
Esto de los dólares
paralelos tiene más tufillo ochentoso que los blazers con hombreras o que Don
Johnson y Miami Vice. Y ni hablar de las restricciones a las importaciones. En
casa estamos con problemas, de pronto, con la heladera, el lavarropas y la
plancha y en Garbarino el flaco nos dijo “arreglen, arreglen, que lo que
tenemos nos da vergüenza vender.” El tallerista, la semana pasada, me dijo que
no me puede arreglar la calefacción del auto porque el motorcito viene de
afuera y que no consigue discos de freno para su propio auto: un Fiat; los discos vienen de Brasil.
Mientras nos vamos acostumbrando al ochentismo, ayer fui caminando a una reunión y me encontré algunas postales como éstas que magnifican la corrida de la sensación ochentosa.
El marketing ochentoso del
Centro Integral de la Mujer.
La Dirección Nacional
de Derecho de Autor (¿estarán preguntándose qué pasa con los derechos de autor
en el mundo hiperconectado?)
Y la postal final, el
tablero decadente del ascensor, con los números escritos con marcador de tinta
indeleble.
martes, 15 de mayo de 2012
Tres torres, oveja y palita: instalación
Tres torres oveja y palita
amarilla
amarilla
(instalación).
¿Es arte o no?
¿Es arte la inflación?
¿Es artista la directora del Indec
Ana María Edwin?
¿Es Arte-Pengüin?
La arena alrededor de la torre
del centro no está totalmente
alisada, no, no está alisada.
¿Qué nos quiso decir el autor?
¿Que el centro no es alternativa?
¿En política?
¿Que sólo los extremos admiten
una buena narrativa?
La oveja es la naturaleza, claro
y la pala el trabajo, seguro.
¿Por qué arena, eh?
¿Por qué arena y no madera?
¿Hay que atravesar un desierto,
argentinos?
¿Esto es PRO
por la palita amarilla
o Carrió
por la referencia bíblica?
Tres torres oveja y palita
(instalación).
¿Es arte o no?
¿Es arte la inflación?
amarilla
amarilla
(instalación).
¿Es arte o no?
¿Es arte la inflación?
¿Es artista la directora del Indec
Ana María Edwin?
¿Es Arte-Pengüin?
La arena alrededor de la torre
del centro no está totalmente
alisada, no, no está alisada.
¿Qué nos quiso decir el autor?
¿Que el centro no es alternativa?
¿En política?
¿Que sólo los extremos admiten
una buena narrativa?
La oveja es la naturaleza, claro
y la pala el trabajo, seguro.
¿Por qué arena, eh?
¿Por qué arena y no madera?
¿Hay que atravesar un desierto,
argentinos?
¿Esto es PRO
por la palita amarilla
o Carrió
por la referencia bíblica?
Tres torres oveja y palita
(instalación).
¿Es arte o no?
¿Es arte la inflación?
lunes, 14 de mayo de 2012
Una novela así de chiquitita
“Al final ella muere y él
se queda solo, aunque en realidad se había quedado solo varios años antes de la
muerte de ella, de Emilia. Pongamos que ella se llama o se llamaba Emilia y que
él se llama, se llamaba y se sigue llamando Julio. Julio y Emilia. Al final
Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura”.
Así empieza Bonsái, la primera
novela del chileno Alejandro Zambra. Eso leí en el andén el jueves pasado a eso
de las once de la mañana. Me había quedado en casa terminando un informe y
llegué al andén justo para llegar a una reunión en pleno centro a las 12:00. Por
los altoparlantes avisaron que había habido un accidente en Belgrano, por lo
que el próximo tren llegaría sólo hasta Núñez. Pensé en ir hasta la avenida y
tomarme el 60, pero el 60 tardaría una eternidad. Llamé a mi mujer para ver si
ya había llegado de vuelta a casa con el auto pero no, tardaría unos quince
minutos más. Me tomo el tren hasta Núñez y de ahí un taxi hasta el subte D,
pensé. Avisé por mensaje de texto que llegaría entre 12:30 y 12:45.
Al rato llegó el tren y yo
seguí leyendo la primera novela de este poeta chileno. Me gustaba. Seguía
leyendo, a pesar de los ruidos del tren, de tener Twitter en el celular y de
tantas cosas más que luchan por nuestra atención. Cada capítulo estaba
perfectamente armado, cada oración hilaba con la anterior, como en la cita de
arriba: usando repeticiones y encadenamientos cada palabra llevaba a la otra.
Yo, mientras, encadenaba la
lectura. Al llegar a Rivadavia el tren estuvo entre cinco y diez minutos
detenido en el andén. Interrumpió mi lectura un guarda avisando que el tren
iría sólo hasta Belgrano. Genial, pensé, gané una estación: de ahí puedo
caminar hasta el subte. Volvió a interrumpir la lectura mi mujer: había llegado
a casa y quería ver si yo avanzaba hacia la reunión o no. Al llegar a Belgrano
interrumpí nuevamente la lectura; bajé, caminé hasta el subte y volví a leer.
Hice conexión en 9 de Julio, volví a esperar en un andén, volví a subirme a un
vagón y al llegar a estación Florida de la línea B todo había terminado. Julio
seguía igual, en un limbo literario, laboral y emocional, como en el epígrafe de
Yasunari Kawabata elegido por el autor: “Pasaban los años, y la única persona
que no cambiaba era la joven de su libro.” La única diferencia era que Julio quería
hacer un bonsái: algo chiquito que tarda mucho tiempo y trabajo hacer, como una
novela que se lee en un viaje al centro. Emilia, efectivamente, se había muerto
y la novela se terminó mientras el subte llegaba a destino.
Salí de la estación, caminé
dos cuadras, subí un ascensor y toqué el timbre en la oficina donde tenía mi reunión.
Mientras esperaba que me abrieran la puerta miré la hora en mi celular: eran
las 12:43.
viernes, 11 de mayo de 2012
La atenta mirada del general
Ante la atenta mirada
del general
ellos juegan
ahí en Retiro
ellos patean
una pelota
que no es tal
ante la mirada
del general.
Ahí están
dos chiquitos,
jugadores los dos
en Retiro
uno con la chomba
de Juan Román
la ocho de la selección
no están locos de atar
por jugar en Retiro
a falta de bola
con una botella
de Coca Cola.
Ahí están los dos
en un cuadrilátero
su vida es una lucha
pero juegan en Retiro
están en Retiro y juegan
de un lado los andenes
del otro la calle
de un lado el general
y una sucursal del correo
del otro un kiosco
con cartel de Coca Cola
referescante respiro
sponsor oficial
de los pibes que juegan
en el hall de Retiro.
Tuve que ver a los dos
en el hall de Retiro
para notar al general
ese gran liberal
cuyo nombre nombra
el tren que me lleva y trae
mientras Juan Román
engancha otra vez
y el otro, el petiso
no se da por vencido
casi interrumpo el partido
para ver si el general
era Mitre nomás
como había creído.
Les saqué una foto
a los chicos jugando
en el hall de Retiro
ante la atenta mirada
del general
fui el fotógrafo
el que molesta
ahí en la esquina
al momento del corner
el que mira
desde afuera
el que escribe
el que opina.
jueves, 10 de mayo de 2012
Yo vi a Superman en el Paroissien
Yo vi a Superman en el
Paroissien. Bueno, no. La verdad es que no vi a Superman ni, lo admito, al
Hospital Paroissien de La Matanza, pero sí leí Kryptonita, de Leonardo Oyola. El
libro hace algo que, según me dicen los que saben de comics, es muy habitual entre los
que saben de comics: poner personajes típicos de comics en lugares raros.
Nuestro héroe / antihéroe
es un médico “nochero” del Paroissien (un médico que hace guardias truchas
cubriendo a otros médicos que sólo firman). Al borde del burnout, el muchacho
es el último escalón de la medicina: “como médico yo sé muy bien que no
tengo religión, tengo ansiedad.” De pronto, a pocas horas de que termine la
guardia, en vez del día se le viene la noche: aparece herido “Pinino” o “Nafta Súper”, el jefe
de una banda de la cercana villa Los Eucaliptus y con él toda su banda. Como no
podía ser de otra manera, los “malos” en la novela son los héroes de los comics
(Superman, Batman y compañía), y los policías son adaptaciones locales de los villanos
(El Guasón y un tal Doomsday.)
Sin tener casi nada de
conocimiento del mundo comic, la novela me pareció muy divertida hasta en el
uso de las clásicas onomatopeyas de comics, y tiene unas citas muy buenas donde se ve al mismo tiempo el típico ingenio de la tribuna en personajes de cómics gringos. Acá van algunas:
·
“Sí, en la popular se boxeaban de lo lindo. Y
eso se llevaba de la tribuna a la calle. Y ahí es donde se va todo a la mierda.
Porque en la calle está la verdad. No es que no haya guapos, Tordo. Uno aprende
que no hay que ser guapo. No da jetear. No da soguear. Hay que ir a los bifes
de una. Yo ya me cansé de ver giles que lo único que hacen es ladrar. Porque
cuando la cosa se arma toda esa manga de putos lo único que dice es miau.”
·
“¡Y eso que Pinino tiene un oído! Tendría que
haber sido músico. Escucha dos moscas culeando.”
·
“¡Uy, doctor! Si usted supiera la malasangre que
nos hizo pasar esa criatura cuando era más chiquito. Casi un bebé le diría. No
gateó. Se largó a caminar de una. Antes de cumplir el año decía bien claro
mamá, teta, Messi; porque había sido el Mundial de Alemania.”
Ex post: me dice por Twitter @kgalperin, que sabe mucho más que yo de casi todo y especialmente de literatura, que la crítica fue "un poco fría". Entonces aclaro que me gustó mucho el libro a pesar de que me cuesta el comic y la fantasía. El libro funcionó para mí porque las voces de los personajes son híper creíbles y porque quería saber más de los personajes en su aspecto más humano y menos comic.
martes, 8 de mayo de 2012
No camp
Post por encargo
Natalia Torres
@natowers
Salimos un poco espantados del
volcán porque una nube nos tapaba; empezaban a caer unas gotas y todo se volvía un poco resbaladizo.
De regreso a San Salvador
cruzamos algunos puestitos improvisados a la vera del camino. Unas nenas vendían
moras, mangos, todas frutas fresquísimas, una muestra de esa generosa
naturaleza, y de la existencia de comunidades por allá dentro, en ese verde
impenetrable de los cafetales. Algunos vendían gaseosas y cerveza fresca.
Otros, además, funcionaban como teatros deportivos. Cuando vi el escudo del
club en ese paredón perdido a 1.500 metros de altura cerca del volcán no pude
resistirme. Bajé y le pregunté a él si podía sacar una foto. Hablamos. Parece
ser que también allí, el Barca enamora, y junta almas para festejar al gran
Lío. No sé bien bien cómo fue el diálogo, pero él quiso posar. Y sonrió cuando
le pregunté: “¿el verdadero reemplazante del Pep?”
lunes, 7 de mayo de 2012
Lo difícil de ser bueno
Lo más difícil de ser bueno
es ser consistentemente bueno. Todos los que somos medianamente humanos y medianamente buenos tenemos
momentos de maldad, flaquezas, miserias. Como dice Katie, el personaje
principal de How to be good, de Nick
Hornby, “yo soy una buena persona. En la mayoría de las cosas. Pero estoy
empezando a pensar que ser una buena persona en la mayoría de las cosas no cuenta
para demasiado si sos una mala persona en una manera.”
Con los libros y los
autores quizás es al revés. Este libro me decepcionó un poco en comparación con
los otros dos que leí de Hornby (High
Fidelity y Juliet Naked) pero
igual me pareció bueno en un montón de maneras, me divirtió mucho y me dejó
pensando al mismo tiempo. Como de costumbre, Hornby te hace reír mientras te
cuenta cosas complicadas; por ejemplo, en un momento en que la familia de la novela
parece encarrilarse: “Somos la familia nuclear ideal. Comemos juntos, jugamos a
juegos de mesa educativos en vez de mirar televisión, sonreímos mucho. Temo que
en cualquier momento pueda matar a alguien.”
El meollo del asunto,
justamente, es lo difícil que es ser bueno en una pareja (y lo difícil que es
hacer una buena pareja.) Tres
citas en este sentido.
- “It seems to me now that the plain state of being human is dramatic enough for anyone; you don’t need to be a heroin addict or a performance poet to experience extremity. You just have to love someone.” (Me parece a mí ahora que el estado común de ser humano es suficientemente dramático para cualquiera; no tenés que ser un adicto a la heroína o un poeta que recita para experimentar los extremos. Simplemente tenés que amar a alguien.)
- “What did I think I was choosing, when I married David? What do any of us think we are choosing? (...) What you don’t ever catch a glimpse of on your wedding day – because how could you? – is that some day you will hate your spouse, that you will look at him and regret ever exchanging a word with him, let alone a ring and bodily fluids. (...) And of course you don’t think about having affairs, and when you get to that stage in life when you do (and everyone gets there sooner or later), you don’t think of the sick feeling you get in your stomach when you’re conducting them, their inherent unhappiness.” (¿Qué pensaba que estaba eligiendo cuando me casé con David? ¿Qué pensábamos, cualquiera de nosotros, que estábamos eligiendo? (...) De lo que nunca tenés un atisbo en el día de tu casamiento – porque ¿cómo podrías? – es de que algún día vas a odiar a tu esposo, de que lo vas a mirar y te vas a arrepentir de haber intercambiado una palabra con él, ni hablar de un anillo y fluidos corporales. (...) Y por supuesto no pensás en tener amantes, y cuando llegás a esa etapa de la vida en que sí lo pensás (y todos llegan ahí tarde o temprano), no pensás en la sensación de asco que te da en el estómago cuando estás teniendo un amante, en su infelicidad inherente.”
- “It’s not fair. Love, it turns out, is as undemocratic as money, so it accumulates around people who have plenty of it already: the sane, the healthy, the lovable.” (No es justo. El amor, parece, es tan poco democrático como el dinero, así que se acumula alrededor de gente que ya tiene mucho: los cuerdos, los sanos, los que pueden ser amados.)
Citas originales de lo que traduje arriba
- “I’m a good person. In most ways. But I’m beginning to think that being a good person in most ways doesn’t count for anything very much, if you’re a bad person in one way.”
- “We are the ideal nuclear family. We eat together, we play improving board games instead of watching television, we smile a lot. I fear that at any moment I may kill somebody.”
- “It is the act of reading itself I miss, the opportunity to retreat further and further from the world until I have found some space, some air that isn’t stale, that hasn’t been breathed by my family a thousand times already."
jueves, 3 de mayo de 2012
Libertad de prensa y deliberación
La conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa es una buena oportunidad para reflexionar sobre el estado de la libertad de prensa en Argentina. ¿Existe hoy libertad de prensa en Argentina? ¿Extraemos de ella todos los beneficios posibles?
Alexis de Tocqueville admitía en “La Democracia en América”: “Confieso que no profeso a la libertad de prensa ese amor completo e instantáneo que se otorga a las cosas soberanamente buenas por su naturaleza. La quiero por consideración a los males que impide, más que a los bienes que realiza”. Pero pocas páginas más adelante sostenía: “Mientras más observo la libertad de prensa en sus principales efectos, más llego a convencerme de que, en la época actual, la independencia de la prensa es el elemento capital, y por decirlo así constitutivo de la libertad”.
Efectivamente, es imposible pensar una república democrática que funcione bien sin libertad de prensa, al menos por tres razones. En primer lugar, porque sólo es posible elegir adecuadamente a los gobernantes si los votantes cuentan con la información necesaria para hacer una decisión formada. En segundo lugar, porque sin libertad de expresión las minorías corren riesgos de ser absorbidos por el pensamiento y el accionar de las mayorías. En tercer lugar, y de manera fundamental, porque la libertad de expresión y de prensa debería permitir la deliberación, el intercambio de ideas necesario para llegar, entre muchos actores distintos, a mejores soluciones para los problemas de la hora.
En este sentido, y volviendo a las preguntas del comienzo, en al menos dos de los tres aspectos es dudoso que estemos extrayendo todos los beneficios de la libertad de prensa. En el primer aspecto no parece haber dudas: hay en Argentina hoy libertad de prensa y la prueba más clara es que en muchos medios masivos se habla abiertamente en contra del poder (económico y político). En cuanto al segundo aspecto la cuestión es menos clara. Las multas aplicadas a los consultores que calculaban la inflación, más allá que finalmente no pasará, seguramente, el filtro de la justicia, es una muestra de que existe al menos un sector del poder político que busca acallar opiniones ajenas. Eso es peligroso, y especialmente para las minorías.
El mayor de los peligros, sin embargo, es que no estemos en condiciones de dialogar, de deliberar en busca de mejores soluciones para los problemas de los argentinos. En un famoso prólogo a “Rebelión en la Granja”, George Orwell decía que “Intercambiar una ortodoxia por otra no es necesariamente un avance. El enemigo es la mente de gramófono, ya sea que uno esté de acuerdo o no con el disco que esté siendo pasado en el momento.” Hoy, Argentina parece muchas veces estar atrapada en una mente de gramófono bipolar, que toca dos discos opuestos al mismo tiempo, sin lograr escuchar ninguno.
Como ciudadanos, nuestra tarea debería ser intentar escuchar voces distintas para escapar a la “mente de gramófono”: es difícil, pero sólo así podremos asegurar la libertad de prensa y una mejor democracia para dejar a nuestros hijos.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Caño
Era en la calle Brandsen, llegando a
Patricios
en Barracas, o en la Boca, es todo muy
impreciso
en mi recuerdo, en los mapas
a pocas cuadras de la cancha de Boca
donde una vez vi un gol de Rambert
que festejé como loco mientras
nos meaban desde arriba
y más cerca en el tiempo
tuve que aplaudir un gol de Palermo
otro barrio impreciso
que nos hizo un gol de taco.
Estabas ahí, en Brandsen, llegando a
Patricios
cerca de la esquina, frente a un Día Descuento
al lado de un local de venta mayorista de
jeanes
y muy cerquita de un bar
de esos que mamá llamaría
de mala muerte
con los precios anotados en un pizarrón
negro
con tiza blanca
con dos o tres tipos hablando
mientras ven pasar las minas por la calle
y a diez o veinte metros más una súper
confitería
toda menemista, toda vidrios y carteles
grandes
una súper confitería
de
otro barrio
de
otra ciudad
de
otro país.
Y vos estabas ahí,
en la calle
y te miré el frente
y te miré los costados
y te miré la cola
pensando en lo buena que habrás estado
queriendo abrazarte, hacerte upa, cuidarte.
El color es difícil de describir, casi óxido
pero en tu capota había óxido
y el color no era el mismo
era otro: entre naranja y rojo y bordó
desteñido quizás.
Pero no: era óxido.
Igual sos hermosa, pero hay que decirlo:
tenés la piel poceada
necesitás chapa y pintura.
Pero los fierros están intactos
la parrilla delantera con dos largos
rectángulos cromados horizontales
y unas rayas más chicas verticales
y arriba de ella una sola letra
una letra que sobrevivió entre cuatro hermanas
una R reluciente recalcitrante reconfortante
en los costados los faros cuadrados
y más abajo los paragolpes con lustre
apenas por ahí, quizás, un poquito tocados.
Tus metales, como los músculos de una mujer
que siguió siempre activa
son los que mejor sobrevivieron
el paso del tiempo.
Los metales, los fierros, el caño.
Arriba de la parrilla, el parabrisas viejo,
de esos que se curvan a los costados
enmarcado en una cinta de metal hermosa
y lo mismo los marcos de todos los vidrios
y las manijas de las puertas de metal
plateado
como todo lo demás y como ese hermoso
rectángulo de espejito retrovisor.
Tu cola es un poco cuadrada.
Como el frente, están mejor los fierros
que la pintura, con un gran agujero oxidado
en el medio del baúl.
Las luces traseras son perfectas,
y también el paragolpes
pero el caño de escape es un cilindro de
óxido.
En un costado del parabrisas trasero vi
pegada
casi olvidada, una calcomanía circular
con una tonina saltando del agua
con azul abajo, rojo a los costados y blanco
arriba
con la leyenda San Bernardo – Argentina.
Tu patente dice UPA871
y por eso te quise hacer upa, Falconeta
hermosa
y queriendo estar cerca te googlié y te
encontré.
Sos del registro número dos de Adrogué.
Terminé en Barracas lo que tenía que hacer
y cuando volví a pasar cerca tuyo te
fotografié
mientras un señor que baldeaba la vereda me
miraba
y después llegué a la oficina y almorcé con
los pibes
que me hicieron sentir viejo
y me acordé de vos,
que serás más o menos de mi edad,
del 77 tal vez
y estás flamante:
estás hecha un caño, che.
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