Leí
“Talking it Over”, novela de Julian Barnes que había leído hacía tiempo y que
creo que disfruté ahora más todavía. Supongo que maduré. Es un triángulo
amoroso compuesto por dos amigos (Stuart y Oliver) y una mujer (Gillian) de
treinta y pico; la curiosidad es que está contado de una manera muy especial:
cada uno de estos tres personajes principales, más algunos personajes
secundarios, cuentan a cámara lo que va ocurriendo.
En el
libro pasa lo que uno imagina. Se enamoran dos, después otros dos, hay crisis,
y van hablando de todo esto. Pero el libro no es tanto sobre el amor de pareja
- aunque lo es en parte -; ni sobre la importancia de hablar del asunto, de los
asuntos - aunque algo de esto hay en lo tercero -; sino, principalmente, sobre
la perspectiva. Cada uno de los tres (y de los otros) personajes nos van
contando las mismas escenas desde distintos lugares: lo que parece menor según
uno es vital para otro, lo que parece accidental para Oliver es intencional
para Stuart y así sucesivamente. Nosotros, con cada versión, creemos tener la
película entera, pero si aprendimos algo es que no es así: nos armamos nuestra
propia película a partir de lo que vemos, de lo que nuestra vida nos hace
sentir a partir de lo que vemos, y así sucesivamente.
Hace unos
años a esto Twitter Argentina lo hubiera resumido con un “¿pero vos desde dónde
estás hablando?” Esa es una mirada algo cínica del concepto de perspectiva; la
perspectiva vista como el lugar (organizacional, político) desde el que se
habla, de donde se deriva un interés y por tanto una postura pública. En este
caso, las miradas de los personajes no muestran tanto una pertenencia o un
interés sino una posición frente al mundo y frente al otro. Hablar del asunto
no resuelve el tema (“¿Por qué tienen que hablar de esto?”, se pregunta Gillian
- p. 7-, y tiene razón si sugiere que no se resuelve nada hablándolo.) Pero el
punto no es ese; no es que hablamos para resolverlo, sino que hablamos para
saber quiénes somos; nuestra voz es lo que somos, esa manera de relatar, de
contar lo que nos pasa es lo que somos. En la perspectiva está la subjetividad.
Y es así que el crecimiento de quien es para mí el héroe de la historia es,
sobre todo, un cambio de perspectiva. No es que ahora sea cínico, dice,
“Simplemente pienso que ahora veo las cosas más claras que antes.” (p. 223) Al
menos eso me parece a mí; otros pueden pensar que Gillian es la heroína, la que
desordena y vuelve a generar un orden, y es una perspectiva más que posible. Habrá
otras más.
Originales de las citas
“Why do they have to talk about it all?” (p. 7
Gillian)
“I don’t think of myself as jaundiced or cynical or
disillusioned or whatever. I just think of myself as seeing things more clearly
now than I did before.” (p. 223)
Otras citas
“OK, you’ve got a best friend, he gets married, and
the day he gets married you fall in love with his wife. How will your best
friend react? (...) ‘Oh I can quite see your point of view’ is not a reaction
that is on the agenda, quite frankly.” / “OK, está tu mejor amigo, se casa, y
el día que se casa te enamorás de su mujer. ¿Cómo va a reaccionar tu amigo? (…) ‘Ah, mirá, la
verdad es que entiendo tu punto de vista’ no es una reacción que esté en
agenda, para ser franco.” (p. 75)
“as you go on living with someone, you slowly lose the
power to make them happy, while your capacity to hurt them remains
undiminished. And
vice versa, of course.” / “en la medida en que seguís viviendo con alguien, de
a poco vas perdiendo el poder de hacerlo feliz, mientras que tu capacidad para
herirlo no se reduce en nada. Y viceversa, por supuesto.” (p. 214)
“what I wanted was someone I could love, respect and
fancy. I thought that was what one should be aiming for, if the thing were to
last. And when I started with men it always seemed as difficult as getting
three strawberries in a row on a fruit machine.” / “lo que quería era alguien a
quien amara, respetara y me gustara. Me
parecía que a eso tenía que apuntar para que la cosa durara. Y cuando empecé a
salir con hombres siempre me pareció tan difícil como sacar tres frutillas en
una tragamonedas.” (p. 243)
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