jueves, 16 de junio de 2011

Más que palabras


La semana pasada en una comida muy distendida y risueña, una inglesa me preguntó si la cuestión Malvinas aún despertaba pasiones en Argentina. Me puse serio al instante y le dije algo así como “el reclamo por la soberanía sobre las islas Malvinas es una de los pocos consensos casi totales de la política argentina”. Por eso, y más allá de algún detalle, nos parece correcta la respuesta de la Cancillería a las declaraciones del primer ministro británico David Cameron.

Ahora bien, para recuperar las Malvinas Argentina debería hacer más que declaraciones. Debería, como dice mi colega Iván Petrella acá, ser un poco más ambiciosa en su política exterior, buscando aprovechar los nichos existentes para aumentar su capacidad de influir en el mundo. Debería, más específicamente, buscar mejorar la relación con los isleños y cambiar la imagen que los ingleses tienen sobre esta disputa, lo cual difícilmente se logre si no contamos siquiera con un embajador en Gran Bretaña. Y debería, finalmente, mantener algún tipo de presencia militar en el Atlántico Sur - no para invadir, sino para aumentar los incentivos ingleses a negociar - lo que tampoco será fácil si el gobierno ve a sus propias FF.AA. como un enemigo.

4 comentarios:

  1. Creo que es una muestra (pequeña) del nivel de nuestra política exterior. Lamentablemente, mientras sigamos pensando que propalar frases de barricada equivale a "defender los intereses del país", poco vamos a avanzar.

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  2. Si bien creo que el reclamo sobre Malvinas es justo y debe seguir haciéndose en toda instancia internacional posible, coincido que con la actual política exterior el reclamo nos aleja cada vez más del objetivo. Efectivamente, nuestra cancillería ya da más vergüenza que risa.

    Pero sí me gustaría destacar que me parece un poco desafortunada la idea de militarizar el área o reforzar la presencia militar. Ese es un camino que después de miles de años de matanzas deberíamos haber aprendido que es el mejor y si uno no está dispuesto a ir a la guerra, mejor que no muestre ni una bala, no tiene el menor sentido.

    Tampoco me parece que la “estrategia de seducción” al isleño sea posible. La mejor manera de hacerlo es tener un país justo y con oportunidades para todos. Si la embajada británica en Argentina se dispusiera a dar pasaportes británicos a los argentinos sin necesidad de ningún trámite, el 90% de la población iría a buscarlo. No creo que ninguna persona en su sano juicio prefiera ser argentino que británico, excepto por cuestiones ligadas a lo cultural. Y, por otra parte, tampoco corresponde, porque la soberanía de un país no está determinada exclusivamente por la voluntad de sus habitantes: sospecho que mucho más del 50% de los porteños preferiríamos ser Uruguayos, pero no por eso Uruguay tiene que reclamar Buenos Aires… se entiende?

    Abrazo
    Fede R.

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  3. me mató fede con "mucho más del 50% de los porteños preferiríamos ser Uruguayos".

    me declaro incompetente para hablar del tema, como de costumbre, me dejó pensando

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  4. Matías, ese es mi punto. Noelia, gracias.
    Fede: la seducción no pasa por regalar ositos sino, como bien decís, por hacer más apetecible al país. Si en vez de gritar tuviéramos una política exterior coherente; si en vez de mentir con la inflación tuvieramos un gobierno transparente; si en vez de tener a los Oyarbides de este mundo tuviéramos un Estado de Derecho; y si en vez de seguir con más de 20% de la población debajo de la línea de la pobreza tuviéramos crecimiento económico y movilidad social, los isleños estarían más dispuestos a asociarse a esta aventura colectiva que llamamos Argentina. Respecto de las guerras y los ejércitos, sé que hay mucha gente que prefiere creer en un mundo sin ellos, pero lo cierto es que a la hora de negociar distintas cosas con otros países los países también miran qué capacidades militares tienen. Estoy lejos de pedir "militarizar la zona", pero lo cierto es que cuanto más capacidades militares tuviéramos más serían los costos británicos de mantener las islas. Si dejamos de lado consideraciones éticas, eso debería ser casi obvio. Abrazo y gracias, me encanta poder intercambiar opiniones contigo.

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