lunes, 23 de diciembre de 2013

Fuera de la liga


Leí Out of the shelter, de David Lodge, y me decepcionó. De Lodge había leído la trilogía Changing Places, Hard Work y Nice Work y me había divertido mucho, pero este no tanto. ¿Cambió él, cambié yo?
Como en esa trilogía, acá también hay como base una contraposición: allí es la oposición entre el mundo del trabajo y el mundo académico, acá entre Europa y América. América (que en verdad es Estados Unidos) está asociada al placer y la abundancia y Europa al deber y las privaciones, con alguna dosis de Henry James en esa comparación entre Estados Unidos y Gran Bretaña.
El segundo elemento, y principal, es que Out of the Shelter, como prácticamente lo indica el título, es un Bildungsroman; es decir, una novela de cómo un niño se convierte en hombre. Hay algunas imágenes muy logradas (como un desencuentro en un andén entre una madre que quiere darle un dulce y el hijo cuyo tren comienza a partir). También están buenas las escenas de los primeros escarceos sexuales del personaje principal (Timothy): tienen toda la vergüenza con la que se vivía eso a los 15 o 16 años allá a lo lejos y hace tiempo. (Timothy parece, a la luz de los chicos de su edad de hoy en día, un pavote total).
El libro cuenta la niñez de Timothy en Londres durante la Segunda Guerra, con los bombardeos y el racionamiento, y un viaje de adolescente que le abre la ventana al mundo adulto. Lo más lindo del libro son los momentos en los que Lodge nos logra transmitir cómo viven los chicos esas cosas incomprensibles de los adultos como la guerra, la religión y el comunismo:
  • "Se ponía el traje de sirena por encima de su pijama. Era azul. Winston Churchill tenía uno justo igual. Él se sentía valiente apenas se lo ponía." (p. 5)
  • "Ya no hubo más noches de levantarse e ir por la calle a la casa de Jill. La casa de Jill ya no estaba allí, y Jill se había ido al cielo y también su mami, y su papi había vuelto a la Fuerza Aérea." (p. 15)
  • "decidió que confesaría un pecado que no había cometido para compensar por no confesar sobre Jill." (21)
  • "Eran comunistas, lo que quería decir que en Rusia nadie podía tener nada que fuera suyo, y querían tomar control de otros países para que tampoco allí nadie pudiera tener nada que fuera suyo." (38)

El problema es que te cuenta demasiado, te explica demasiado, o por lo menos así lo viví. Un buen ejemplo es cuando Timothy saluda a su padre antes de partir en el viaje iniciático: "Se dieron la mano solemnemente. Era una sensación extraña. Timothy no pudo recordar estrecharse la mano con su padre antes. La última vez que se habían separado por algún tiempo había sido en la guerra, cuando había sido suficientemente chico como para despedirlo con un beso. El apretón de manos fue como desanudar una soga que lo había sostenido a él en un fondeo seguro por mucho tiempo." (p. 67) La imagen de padre e hijo dándose la mano, con algo de incomodidad, es buena, pero la frase final me explica demasiado (además de ser un poco, cómo decirlo, melosa.)
En definitiva, no es lo mejor para leer de Lodge ni el mejor Bildungsroman, ni la mejor visión del choque de culturas del Atlántico. En el epílogo que introduce Lodge en la edición que leí cita para esto último como ejemplo a Henry James (lo cual se me había ocurrido antes) y para lo anterior a Joyce y Portrait of the artist as a young man. Out of the shelter queda lejos de ambos, fuera de la liga.


Originales de las citas usadas arriba
"He wore the siren suit over his pyjamas. It was a blue one. WInston Churchill had one just like it. He felt brave as soon as he put it on." (5)
"There were no more nights of getting up and going up the road to Jill's house. Jill's house wasn't there any more, and Jill had gone to heaven and so had her Mummy, and her Daddy had gone back to the Air Force." (15) 
"They were Communists, which meant that nobody was allowed to have anything of their own in Russia, and they wanted to take over other countries so that nobody could have anything of their own there, either." (38)
"he decided he would confess a sin he hadn't done to make up for not confessing about Jill." (p. 21)
"They shook hands solemnly. It was a strange sensation. Timothy couldn't remember shaking hands with his father before. The las time they had separated for any lenght of time was in the war, when he had been young enough to kiss his father goodbye. The handshake was like casting off a rope that had held him for a long time in safe anchorage." (67)

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