miércoles, 23 de noviembre de 2016

Criatura de Dios


Child of God es una de las novelas más oscuras que leí del oscurísimo Cormac McCarthy, autor, entre otras cosas, de The Road, No Country for Old Men y la trilogía de la frontera que empieza con All the Pretty Horses. Cormac, una vez más, tenemos que decirte: te amamos, Cormac. Profundamente. Al mismo tiempo, tenemos que decirles a nuestros millones de lectores que hay que pensar un poco antes de agarrar esta novela: es oscura, es dura y es fuerte.
El libro relata la historia de Lester Ballard: “Pequeño, sin bañarse, sin afeitarse. (…) Una criatura de Dios bastante parecida a vos quizás.” (p. 4) Pero a Lester le rematan su tierra y de a poco se va sumergiendo en la barbarie: “Lester Ballard nunca pudo mantener su frente en alto después de eso.” (p. 9) Lester pasa a ser cada vez menos parecido a nosotros, está cada vez más cerca a lo animal y a lo natural que a lo social o lo cultural, al punto de pasar a vivir en una cueva en la montaña.
En McCarthy siempre (o muchas veces) hay una reflexión sobre eso, sobre lo natural y lo humano, sobre lo animal de nosotros y lo que nos separa y exalta, sobre la moralidad quizás. Lo natural siempre es defendido en un punto, como cuando describe un bosque: "Un bosque viejo y profundo. En una época del mundo había bosques que no eran propiedad de nadie y éste era como aquellos.” (p. 127)
El libro se estructura en tres secciones, y en cada una Ballard baja un poco más. La gran mayoría de los textos - que van de una economía brutal a sorprendentes momentos poéticos - son en una tercera persona que sigue a Ballard; pero también hay, en la primera sección, narradores no identificados, gente del pueblo, que te cuenta cosas sobre Ballard. Y en algunas ocasiones, narraciones en tercera persona de cosas que pasan en esa comunidad de gente rural, dura, blanca y cristiana. Como el dueño de un basural que “había engendrado nueve hijas a quienes había nombrado de un viejo diccionario médico que había cosechado de la basura que seleccionaba. (…) Urethra, Cerebella, Hernia Sue.” (p. 26) En una de esas secciones en tercera persona, seguimos al sheriff y un ayudante el día de una gran inundación, y lo escuchamos tener dos conversaciones. “Nunca supe que este lugar podía tener tanta maldad, dijo la mujer. El sheriff sonrió. Solía ser peor, dijo.” (p. 164) Poco después, se encuentran con un veterano: “Te parece que las personas eran más malas entonces de lo que son ahora? dijo el ayudante. El viejo estaba mirando al pueblo inundado. No, dijo, no creo. Creo que las personas son iguales desde el día que Dios hizo a la primera.” (p. 168)
Hay poco para exaltar sobre la naturaleza humana acá. Seguimos a Ballard hasta uno de sus finales posibles. Poco antes, Ballard anda por el campo y escucha a los gallos cerca del amanecer. “Como en los viejos tiempos así ahora. Como en otros países acá.” (p. 191) Esas cosas que creó Dios haciendo aquello que están programados para hacer. 

Originales de las citas usadas
“He is small, unclean, unshaven. (...) A child of God much like yourself perhaps.” (p. 4)
“Lester Ballard never could hold his head right after that.” (p. 9)
“Old woods and deep. At one time in the world there were woods that no one owned and these were like them.” (p. 127)
“The dumpkeeper had spawned nine daughters and named them out of an old medical dictionary gleaned from the rubbish he picked. (...) Urethra, Cerebella, Hernia Sue.” (p. 26)
“I never knew such a place for meanness, the woman said. The sheriff smiled. It used to be worse, he said.” (p. 164)
"You think people were meaner then than they are now? the deputy said. The old man was looking out at the flooded town. No, he said, I don’t. I think people are the same from the day God first made one.” (p. 168)
“As in olden times so now. As in other countries here.” (p. 191) 

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