lunes, 9 de septiembre de 2019

Pensar el mundo desde Argentina



¿Cómo se explica que Trump haya llegado a la presidencia norteamericana? ¿Por qué decidieron los británicos salir de la Unión Europea? ¿Qué explica el surgimiento de líderes como Salvini y Modi y las dificultades de otros como Macron y Merkel? En La rebelión de las naciones. Crisis del liberalismo y auge del conservadurismo popular, mi amigo Francisco de Santibañes le da una respuesta coherente a algunas de las principales preguntas políticas de nuestro tiempo, piensa las consecuencias para el sistema internacional y reflexiona sobre el caso argentino, en un libro que hace algo inusual: pensar el mundo desde la Argentina.
En pocas palabras, “las transformaciones que estamos observando son el producto de un movimiento global al que denomino conservadurismo popular”. (p. 17) El corazón del libro, desarrollado en sus primeras dos partes, es la conceptualización de este movimiento que engloba a Trump, los brexiteers y líderes como Bolsonaro, Erdogan, Orban y hasta Modi. Según de Santibañes, después de la Segunda Guerra mundial, ante la amenaza de la Unión Soviética y del comunismo, se desarrolló una alianza entre dos bloques hasta entonces en disputa, el liberalismo y el conservadurismo. Terminada la Guerra Fría y caído el enemigo en común, se cayó dicha alianza y “el liberalismo pudo ‘liberarse’ de las limitaciones que le imponía el pensamiento conservador” y acercarse al progresismo. (p. 58) Se trata de una combinación de “una agenda liberal en lo económico con un progresismo cultural”: capitalismo, globalización, proyectos supranacionales como la Unión Europea, menos límites a la inmigración, menos lugar para los valores tradicionales y las religiones, agenda de género y política identitaria, etc.
Es frente a esta agenda de las elites liberales-progresistas que surge el conservadurismo popular, o la rebelión de las naciones. Los conservadurismos populares son movimientos que rechazan a las elites liberales y al cosmopolitismo, que promueven el “retorno al nacionalismo, a la religión y a las tradiciones” (p. 18), más comunitaristas que individualistas, son democráticos pero no liberales y son capitalistas que aceptan límites al capitalismo y a la globalización. Logran obtener apoyo de sectores tradicionalmente de la derecha, pero también de sectores de izquierda que ven que las elites liberales no responden a sus intereses en cuestiones clave como la inmigración. En definitiva, el conservadurismo popular es una respuesta a las elites liberales que se separaron de sus pueblos y frente a un malestar social de raíces económicas y sociales: la globalización y la automatización perjudican a los sectores más bajos de los países centrales y la decadencia de instituciones tradicionales como la familia y la religión dejó desprotegidos a individuos aislados.
En la tercera parte del libro, de Santibañes vuelve a su primer amor, que son las relaciones internacionales. ¿Qué significa esta nueva realidad, que se da junto con “el traspaso de poder económico y militar desde Occidente hacia Oriente” (p. 157) para el sistema internacional? Desde las ideas, fortalece al realismo frente al liberalismo. En “un mundo bipolar en donde el surgimiento de China como potencia pone en peligro la hegemonía estadounidense” (p. 179), la política exterior de Trump adquiere sentido desde una perspectiva realista: intenta mantener la hegemonía en su hemisferio e impedir que China haga lo propio en el suyo. Y lo mismo hace China, de modo que “hasta ahora tanto China como Estados Unidos se están comportando de la manera en que el realismo predice que deberían hacerlo.” (p. 186) En definitiva, se ve una declinación de los proyectos supranacionales y del poder de las instituciones multilaterales, es previsible cierto proteccionismo, se dificulta la cooperación internacional (dificultando a su vez la solución en temas clave como el cambio climático) y se hace probable una nueva “guerra fría” que puede llegar a reducir la incertidumbre y la conflictividad pero con riesgos de una “competencia estratégica” entre los dos polos. (p. 205)
La cuarta “parte del libro es la más personal de todas” (p. 211), y es “Una advertencia desde Buenos Aires” a los conservadores populares respecto de la inconveniencia de desechar a las elites. Volviendo a un libro anterior (La Argentina y el mundo. Claves para una integración exitosa), de Santibañes esboza una teoría de la decadencia argentina centrada en la falta de una elite gobernante (política, intelectual y empresarial), lo que llevó a “la incapacidad del país para mantener a lo largo del tiempo una clara estrategia de inserción internacional” (p. 228) y de políticas de largo plazo. En ese sentido, advierte al conservadurismo popular que eliminar las elites puede ser contraproducente, y concluye que “el desafío de nuestro tiempo consiste en forjar elites capaces de defender una visión estratégica sin alejarse, en el proceso, de los valores de sus pueblos.” (p. 253)

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