¿Cómo se explica
que Trump haya llegado a la presidencia norteamericana? ¿Por qué decidieron los
británicos salir de la Unión Europea? ¿Qué explica el surgimiento de líderes
como Salvini y Modi y las dificultades de otros como Macron y Merkel? En La rebelión de las naciones. Crisis del liberalismo y auge del conservadurismo popular, mi amigo
Francisco de Santibañes le da una respuesta coherente a algunas de las
principales preguntas políticas de nuestro tiempo, piensa las consecuencias
para el sistema internacional y reflexiona sobre el caso argentino, en un libro
que hace algo inusual: pensar el mundo desde la Argentina.
En pocas palabras,
“las transformaciones que estamos observando son el producto de un movimiento
global al que denomino conservadurismo popular”. (p. 17) El corazón del libro,
desarrollado en sus primeras dos partes, es la conceptualización de este
movimiento que engloba a Trump, los brexiteers y líderes como Bolsonaro,
Erdogan, Orban y hasta Modi. Según de Santibañes, después de la Segunda Guerra
mundial, ante la amenaza de la Unión Soviética y del comunismo, se desarrolló
una alianza entre dos bloques hasta entonces en disputa, el liberalismo y el
conservadurismo. Terminada la Guerra Fría y caído el enemigo en común, se cayó
dicha alianza y “el liberalismo pudo ‘liberarse’ de las limitaciones que le imponía
el pensamiento conservador” y acercarse al progresismo. (p. 58) Se trata de una
combinación de “una agenda liberal en lo económico con un progresismo
cultural”: capitalismo, globalización, proyectos supranacionales como la Unión
Europea, menos límites a la inmigración, menos lugar para los valores
tradicionales y las religiones, agenda de género y política identitaria, etc.
Es frente a esta
agenda de las elites liberales-progresistas que surge el conservadurismo
popular, o la rebelión de las naciones. Los conservadurismos populares son
movimientos que rechazan a las elites liberales y al cosmopolitismo, que
promueven el “retorno al nacionalismo, a la religión y a las tradiciones” (p.
18), más comunitaristas que individualistas, son democráticos pero no liberales
y son capitalistas que aceptan límites al capitalismo y a la globalización.
Logran obtener apoyo de sectores tradicionalmente de la derecha, pero también
de sectores de izquierda que ven que las elites liberales no responden a sus
intereses en cuestiones clave como la inmigración. En definitiva, el
conservadurismo popular es una respuesta a las elites liberales que se
separaron de sus pueblos y frente a un malestar social de raíces económicas y
sociales: la globalización y la automatización perjudican a los sectores más
bajos de los países centrales y la decadencia de instituciones tradicionales
como la familia y la religión dejó desprotegidos a individuos aislados.
En la tercera
parte del libro, de Santibañes vuelve a su primer amor, que son las relaciones
internacionales. ¿Qué significa esta nueva realidad, que se da junto con “el
traspaso de poder económico y militar desde Occidente hacia Oriente” (p. 157)
para el sistema internacional? Desde las ideas, fortalece al realismo frente al
liberalismo. En “un mundo bipolar en donde el surgimiento de China como
potencia pone en peligro la hegemonía estadounidense” (p. 179), la política
exterior de Trump adquiere sentido desde una perspectiva realista: intenta
mantener la hegemonía en su hemisferio e impedir que China haga lo propio en el suyo. Y lo
mismo hace China, de modo que “hasta ahora tanto China como Estados Unidos se
están comportando de la manera en que el realismo predice que deberían
hacerlo.” (p. 186) En definitiva, se ve una declinación de los proyectos
supranacionales y del poder de las instituciones multilaterales, es previsible
cierto proteccionismo, se dificulta la cooperación internacional (dificultando a
su vez la solución en temas clave como el cambio climático) y se hace probable
una nueva “guerra fría” que puede llegar a reducir la incertidumbre y la
conflictividad pero con riesgos de una “competencia estratégica” entre los dos
polos. (p. 205)
La cuarta “parte
del libro es la más personal de todas” (p. 211), y es “Una advertencia desde
Buenos Aires” a los conservadores populares respecto de la inconveniencia de
desechar a las elites. Volviendo a un libro anterior (La Argentina y el mundo. Claves para una integración exitosa), de
Santibañes esboza una teoría de la decadencia argentina centrada en la falta de
una elite gobernante (política, intelectual y empresarial), lo que llevó a “la
incapacidad del país para mantener a lo largo del tiempo una clara estrategia
de inserción internacional” (p. 228) y de políticas de largo plazo. En ese sentido,
advierte al conservadurismo popular que eliminar las elites puede ser
contraproducente, y concluye que “el desafío de nuestro tiempo consiste en
forjar elites capaces de defender una visión estratégica sin alejarse, en el
proceso, de los valores de sus pueblos.” (p. 253)
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