Leí La paradoja del panda, libro chiquito de relatos pequeños de Julia Coria, de quien también leímos El ombligo del mundo. Notas para escribir autoficción.
“Inexplicable”:
el esposo es infiel, la esposa prepara una venganza que le sale mal, pero no
importa, porque ella termina yéndose igual, aunque resulte inexplicable para
los demás. 
En “El
museo de la infancia” el cometa Halley funciona como una regularidad, como algo
predecible, como antítesis a la vida de los humanos, sujeta a veces a los
peores avatares. 
“La
paradoja del panda” compara las dificultades de procrear de los pandas con las dificultades
que a veces se hacen los humanos para amar. 
“Mamá Senku”
retrata a una abuela y una nieta en viaje, haciendo cosas a veces contra los
deseos de la madre, rescatando modalidades de ese linaje particular. 
“En una
mujer desconocida” vuelve ese tema prolífico, la infidelidad, pero con un final
muy distinto, aunque acá también la mujer engañada termina ganadora. 
“El arte de
no convocar ninguna mirada” retrata el reencuentro de una camada de mujeres de
una escuela de monjas, con una pareja que se toma cierta revancha (tema
recurrente de la colección). 
“Laska”
tiene otra pareja enamorada, como la de “La paradoja del panda”, pero en este
caso ella va perdiendo la memoria, y “El amor es memoria” (p. 65).
“Lorena
puede”, nuevamente, nos trae una infidelidad, y en este tercer caso la
violencia ya es explícita, aunque lamentablemente no con el perpetrador. Una
vez más, hay acá una revancha sin una confrontación previa: las tres mujeres se
toman revancha sin avisar, sin explicar, sin confrontar, pero en los tres casos
afectando directamente a los infieles. 
En “Sopa
paraguaya” una cuidadora genera cambios profundos, y los cambios, como suelen
ser, no tienen una valoración unívoca. 
Los cuentos
de esta pequeña colección traen temas grandes en talles pequeños, y la autora
despliega las distintas herramientas del género, con momentos graciosos y una
prosa siempre potente.
