Por
primera vez en mi vida leí el libro del momento en los círculos académicos: Why Nations Fail, de Daron Acemoglu y
James A. Robinson. Se trata de una teoría sobre el desarrollo económico y
cientos de ejemplos que la sustentan, tantos que el libro se torna aburrido.
Por eso mi recomendación es leer el prefacio, los capítulos 1 a 4 (que
describen la teoría) y el 15 que es la conclusión final. Además, los ejemplos
son a veces traídos de los pelos (a Lucas Llach no le gustan los Natufians y en vez de decirte que leas algunos capítulos te dice No leas este libro....) En mi caso particular, además, no estoy de acuerdo con la lectura sobre la historia
argentina de estos autores, pero eso es harina de otro costal.
En pocas
palabras, la teoría es sencilla. Lo que define el desarrollo o no de los países
no es ni la geografía, ni la cultura ni el grado de conocimiento de sus líderes
sino sus instituciones. Los autores definen dos tipos de instituciones económicas:
las instituciones económicas “inclusivas” incluyen “seguridad sobre la
propiedad privada, un sistema legal neutral y una provisión de servicios
públicos que provea un campo de juego nivelado en el que la gente pueda
intercambiar y contratar; también debe permitir la entrada de nuevas empresas y
permitir que la gente elija sus carreras.” (p. 74) La definición de
instituciones “extractivas” es menos clara; es aquello que no es inclusivo y
“están diseñadas para extraer ingresos y riqueza de un subconjunto de la sociedad
para beneficiar a un subconjunto distinto.” (p. 76) Las instituciones políticas
también pueden ser inclusivas (con suficiente centralización estatal y
pluralismo) o extractivas (cuando no es el caso). Las instituciones económicas
y políticas inclusivas se refuerzan a sí mismas en un círculo virtuoso y las
extractivas hacen lo propio en un círculo vicioso.
El primer
punto de la teoría, entonces, es sencillo: cuando hay instituciones inclusivas
hay desarrollo y hay una inercia de desarrollo e instituciones que lo fomentan;
“Las instituciones económicas inclusivas promueven la actividad económica, el
crecimiento de la productividad y la prosperidad económica.” (p. 75) Por otro
lado, las instituciones extractivas limitan el desarrollo y hay una inercia que
dificulta salir de instituciones extractivas: “Las naciones fallan cuando
tienen instituciones económicas extractivas, apoyadas por instituciones
políticas extractivas que impiden y hasta bloquean el crecimiento económico.”
(p. 83)
El segundo
punto de la teoría es cómo se llega de un lado a otro. Los cambios
institucionales son “el resultado de la interacción entre las instituciones
existentes y las coyunturas críticas.” (p. 431) Las instituciones de diversos
países van cambiando lentamente por la “deriva institucional” pero pueden
cambiar mucho al llegar a coyunturas críticas. Se llega así al mayor déficit y
al mayor valor de esta teoría: los autores insisten en que el resultado final
al llegar a una coyuntura crítica es contingente; que la historia está hecha
por personas, líderes y grupos sociales y que el resultado de su interacción no
está predeterminado sino que es fruto de la mezcla de la voluntad humana y el
azar. Digo que es un déficit porque, de esta manera, la teoría pierde fuerza
explicativa y predictiva; pero, al mismo tiempo, resulta más creíble porque es difícil que una variable pueda explicarlo todo y, además, es agradable porque queda restaurado el lugar de la libertad humana, del azar, de la política y de
la historia. Así termina el libro:
“la historia no es destino. A pesar del círculo vicioso, las políticas extractivas pueden ser reemplazadas por otras inclusivas. Una confluencia de factores, en particular una coyuntura crítica junto con una amplia coalición que empuje por reformas u otras instituciones propicias existentes, es a menudo lo que necesita una nación para dar pasos hacia instituciones más inclusivas. Además es clave algo de suerte, porque la historia siempre se desarrolla de una manera contingente.” (p. 458)
Original de la cita: “history is not destiny. Despite
the vicious circle, extractive institutions can be replaced by inclusive ones.
A confluence of factors, in particular a critical juncture coupled with a broad
coalition of those pushing for reform or other propitious existing
institutions, is often necessary for a nation to make strides toward more
inclusive institutions. In addition some luck is key, because history always
unfolds in a contingent way.”
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