martes, 2 de octubre de 2012

Chau, Eric, gracias



Se murió Eric Hobsbawm a quien cualquier calificativo mío no haría justicia. Como homenaje, va una sección notable de The age of Revolution, en la que te explica la dinámica de la Revolución francesa, su peculiaridad política y su importancia para la política democrática en las décadas que la siguieron.
“Brevemente, la forma principal de la política francesa y de toda la política revolucionaria-burguesa subsiguiente quedaba a este punto bien clara. Esta dramática danza dialéctica dominaría a las futuras generaciones. Una y otra vez veremos a reformistas moderados de clase media movilizar a las masas en contra de una resistencia feroz o de la contrarrevolución. Veremos a las masas empujando más allá de los objetivos de los moderados hacia su propia revolución social, y a los moderados luego dividiéndose en un grupo conservador desde entonces haciendo causa común con los reaccionarios y un grupo de izquierda determinado a perseguir el resto de sus objetivos moderados aún no logrados con ayuda de las masas, aún a riesgo de perder el control sobre ellas. Y así sucesivamente a través de repeticiones y variaciones del patrón de resistencia (…) La pecualiaridad de la Revolución Francesa es que una sección de la clase media liberal estaba preparada a mantenerse revolucionaria hasta e incluso más allá del borde de la revolución anti-burguesa: estos eran los Jacobinos, cuyo nombre terminó representando a la ‘revolución radical’ en todas partes.” (Hobsbawm, Eric, The age of Revolution, Vintage, 1996 (1962), p. 62.)
Este pasaje es una buena muestra de los méritos y las limitaciones del modo de hacer historia teniendo como actores a clases sociales propio de una escuela marxista. Fíjense que acá no hay Robespierre, ni Napoleón ni ningún nombre propio; son grupos sociales amplios los que actúan y eso ayuda a generalizar pero también oscurece cuestiones importantes. En fin: gracias por todo Eric, será un placer seguir leyéndote.

El original: “In brief, the main shape of French and all subsequent bourgeois-revolutionary politics were by now clearly visible. This dramatic dialectical dance was to dominate future generations. Time and again we shall see moderate middle class reformers mobilizing the masses against die-hard resistance or counter-revolution. We shall see the masses pushing beyond the moderates’ aims to their own social revolution, and the moderates in turn splitting into a conservative group henceforth making common cause with the reactionaries, and a left wing group determined to pursue the rest of the as yet unachieved moderate aims with the help of the masses, even at the risk of losing control of them. And so on through repetitions and variations of the pattern of resistance (…) The peculiarity of the French Revolution is that one section of the liberal middle class was prepared to remain revolutionary up to and indeed beyond the brink of anti-bourgeois revolution: these were the Jacobins, whose name came to stand for ‘radical revolution’ everywhere.”

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