Leí La casa de los conejos, de Laura Alcoba,
que es más parte del trabajo de reconstrucción de un pasado histórico que
literatura. En parte por ello, y en parte porque no es un período que me
interese particularmente, el libro me aburrió un poco. También por un ritmo demasiado
pausado, con más comas de las que yo pondría, lo cual puede deberse también al
hecho de que es una traducción de un original en francés.
El libro cuenta un
caso específico “de la Argentina de los Montoneros, de la dictadura y del
terror”. (p. 12) Contado desde la perspectiva de una niña de 7 años, busca “evocar
al fin toda aquella locura argentina”, como le dice la autora en la dedicatoria
a una de las personas que morirían en el proceso. Es un caso famoso, con
enfrentamiento armado, apropiación de una niña y luego, años después de la escritura
de este libro, la noticia de la recuperación de la nieta que terminó siendo descartada (gracias @lincuado por la corrección).
Lo más interesante
para mí fue ver “aquella locura” contada desde una chica de 7 años, una chica
que es llevada a comportarse como un adulto beligerante, a aprender a mentir, a
ocultar y a tener pasiones políticas. La democracia es, también, un sistema
político en el que los niños pueden ser niños.
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