Hace unas semanas, coincidí en una comida con
Martín Hadis, autor de Siete guerreros
nortumbrios. Enigmas y secretos en la lápida de Jorge Luis Borges. Primero
hablamos de su libro y de mi novela y luego hicimos lugar a la antigua práctica
del trueque: yo me llevé un ejemplar de ese libro curioso, y él se llevó un
ejemplar de Flanders.
Siete
Guerreros... es un libro muy curioso; es un libro
sobre una lápida pero, por supuesto, es mucho más. El principal argumento de
Hadis es que “la lápida de Borges en Ginebra es un objeto literario” (p. 25);
es decir, un objeto que se puede leer, que se inscribe en una lectura de la
tradición o las tradiciones del autor; que es pasible de interpretación y, más aún,
que debe ser interpretado. La “lápida honra y prosigue ese hábito borgiano de
presentar lo íntimo y personal a través de alusiones y citas” pero al mismo
tiempo, “como ocurre con sus cuentos y poemas, el descifrarla no representa una
imposibilidad.” (p. 182-183)
Hadis presenta un argumento muy sólido según el
cual la lápida une “varios de los núcleos de la obra de Borges: su predilección
por la épica, sus lecturas de antiguos textos sajones y escandinavos, la
inspiración que recibía de su propia genealogía, sus encuentros y desencuentros
con la fe cristiana, la divergencia de sus dos linajes - criollo e inglés -, y
la forma en que éstos, al final de su vida, llegaron a fusionarse.” (p. 14) A
partir del estudio de la lápida, Hadis nos lleva a la relación de Borges (y de
su obra) con el inglés antiguo, con el escandinavo antiguo y son sus
literaturas cruzadas por la épica. Nos lleva, además, a la lucha dentro de
Borges entre sus dos linajes: unos ancestros anglosajones ligados con las
letras y otros criollos con las armas y su relación con el cristianismo.
Finalmente, la lápida enlaza lo escandinavo con su visión sobre el amor y sobre
su relación con María Kodama.
En la comida, Hadis me comentó algo que dice
también en el prólogo: que este libro “puede servir como una introducción
gradual a su universo literario.” (p. 14) En mi caso, ese encuentro y este
libro inteligente y divertido, que enlaza con sencillez lo complejo, me dio el
empujoncito que necesitaba para, finalmente, emprender una lectura un poco más
seria del principal exponente de nuestra tradición.
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