lunes, 15 de junio de 2020

A material girl


Leí Sister Carrie, de Theodore Dreiser, y lo terminé más por deber que por placer: se me hizo larga y por momentos aburrida. Dreiser es un nombre importante de la literatura americana más por lo que representa que por la propia obra; no porque se siga leyendo bien (hoy suena viejo) sino porque es un paso importante en esa tradición, alguien reconocido como una influencia por Sherwood Anderson, quien a su vez fue reconocido como influencia por prácticamente toda la “generación perdida”. Dreiser es, además de uno de los primeros autores del canon sin apellido inglés o irlandés, algo así como el eslabón perdido o un mashup extraño entre Henry James y Raymond Carver, y es un precursor del John Dos Passos de la USA Trilogy (¿alguien más había descrito antes que Dreiser una huelga desde la perspectiva de un rompehuelgas?)

Sister Carrie sigue la carrera de Carrie Meeber (a.k.a., Mrs. Drouet, Mrs. Wheeler, Carrie Medenda), una chica que deja su hogar en un pueblo chico del Midwest y termina conquistando cierto lugar en el mundo teatral de New York. Desde el comienzo, Dreiser advierte: “Cuando una chica abandona su casa a los dieciocho, hace una de dos cosas. O bien cae en manos salvadoras y mejora, o asume rápidamente el estándar cosmopolita de la virtud y empeora.” (p. 2) Personalmente, creo que Carrie hace las dos cosas; cae en manos salvadoras y mejora, y adquiere el estándar cosmopolita y empeora.

Carrie se va de su pueblo a Chicago, a casa de su hermana y cuñado, donde tiene que trabajar en una fábrica para pagar la pensión. Pero escapa de esa pobreza gracias a las manos salvadoras de un vendedor, Charlie Drouet, que la pone en un departamento pero no se casa con ella. Después deja a Drouet mitad engañada (otra mitad se deja engañar la muy pilla) por un gerente exitoso, George Hurstwood, que es el otro héroe de la novela. Hurstwood y Carrie son las dos caras de una moneda; al comienzo son las dicotomías varón/mujer, ciudad/campo, rico/pobre. Con el tiempo, Carrie seguirá siendo mujer (pero una que ya no se deja engañar por los hombres), pasará a afincarse en la ciudad y se enriquecerá. Del otro lado del subibaja, Hurstwood se empobrecerá material y moralmente.

Sister Carrie es, sobre todo, una novela sobre eso: sobre la guita y la moralidad o falta de moralidad detrás de ella. Dice Doctorow en la introducción a mi edición: “El verdadero significado del dinero aún debe ser explicado y comprendido popularmente’, dice Dreiser al comienzo del Capítulo VII, y procede, con Sister Carrie, a darnos la mejor explicación que jamás hemos tenido. No es solo que los personajes deben mostrarlo si lo tienen, trabajar para conseguirlo, robar o mendigar si no lo tienen: sus mismos seres son contingentes a ella - quienes son en el carácter de sus almas.” (p. xi) Carrie, quien vive con Drouet sin casarse, quien lleva sin saberlo ella a Hurstwood a abandonar a su esposa y robar a su empleador, que solo recuerda a su hermana para pensar en la pobreza en la que vivía (“That was terrible! Everything about poverty was terrible.” - p. 351) llega a la riqueza no por su virtud moral, sino por algo totalmente azaroso: que la “expresión de su cara” representa naturalmente las añoranzas del mundo, como dice Ames, quizás el único personaje “virtuoso” en el sentido antiguo de la novela.

El de Sister Carrie es un realismo totalmente material, sin moralidad, contingente. (Casi sin sexualidad, además. Aunque es obvio que hay sexo con Drouet y con Hurstwood, no hay una sola mención. Aparentemente, las escasas menciones fueron eliminadas antes de la primera edición.) Hurstwood termina en la miseria porque obró mal, pero Carrie no obró virtuosamente y termina bien. 

La novela se hace larga, por momentos aburrida y mucho más contada que mostrada. Doctorow y Borges acuerdan en definir a Dreiser como topre pero ambos lo encuentran necesario. Dice el primero: “Se dice que es un escritor torpe, engorroso, pero la claridad y la consistencia de su visión es una función de su arte.” (p. xiv) Y dice Borges, en una nota dedicada a Dreiser (OO.CC., T III, p. 393): “La obra de Dreiser no difiere de su trágico rostro: es torpe como las montañas y los desiertos, pero también como ellos es importante de un modo elemental, inarticulado.” (p. 393)

 

Originales de las citas

“When a girl leaves her home at eighteen, she does one of two things. Either she falls into saving hands and becomes better, or she rapidly assumes the cosmopolitan standard of virtue and becomes worse.” (p. 2)

“‘The true meaning of money yet remains to be popularly explained and comprehended’, Dreiser says at the beginning of Chapter VII, and proceeds, with Sister Carrie, to give us the best explanation we have had. It is not merely that his characters must display it if they have it, work for it, steal, or beg for it if they haven’t: their very beings are contingent upon it - who they are in the character of their souls.” (p. xi)

“the expression in your face is one that comes in different things. You get the same thing in a pathetic song, or any picture which moves you deeply. It’s a thing the world likes to see, because it’s a natural expression of its longing.” (p. 508)

“Her mind went back to her early venture in Chicago, the Hansons and their flat, and her heart revolted. That was terrible! Everything about poverty was terrible.” (p. 351)

“He is said to be a clumsy, cumbersome writer, but the clarity and consistency of his vision is a function of his craft.” (p. xiv)


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