Estuve
releyendo Winesburg, Ohio, la obra
más conocida de Sherwood Anderson, considerado un inspirador de
buena parte de la así llamada “Generación perdida” de la literatura americana:
Hemingway, Faulkner, F. Scott Fitzgerald y compañía. Winesburg es un libro de
cuentos interrelacionados con eje en esa ciudad ficticia; es un conjunto de retratos
de personajes y a partir de ellos un retrato de esa ciudad y de la vida en
ciudades del Midwest a comienzos del
siglo XX.
El libro no es muy divertido y es, como me decía por Twitter Santiago Llach, un poco infantil (y
a veces, agrego yo, un poco cursi). Pero tiene algunas cosas muy buenas. Una de
ellas es lo bien que retrata a los personajes secundarios. Con una imagen, un
comentario al pasar o un detalle nos hace sentir que entendemos todo el
contexto sobre el que se mueve la cosa (y el contexto, en este caso, es el
libro). Por ejemplo, en un cuento nos habla sobre un tal Dr. Parcival: “Dormía
en una oficina que era increíblemente sucia y cenaba en el comedor de Biff Carter, que estaba en un pequeño edificio de madera enfrente de la estación de
tren. En el verano el comedor se llenaba de moscas y el delantal blanco de Biff Carter se ponía más sucio que el piso.” (p. 21)
La segunda gran
virtud es que Anderson no juzga a sus personajes: andan todos por Winesburg
haciendo cosas obvias o raras y el los deja hacer sin decirnos qué está bien y
qué está mal. El primer cuento, “El libro de lo grotesco”, sirve de
introducción a Winesburg y aunque se publica junto con lo demás está
formalmente fuera de la serie. Allí quizás se prefigura esta falta de juicios
de valor. “El viejo tenía una teoría bastante elaborada sobre la cuestión. Él
tenía la idea de que en el momento en que alguna de las personas toma una
verdad para sí misma, en que la llama su verdad e intenta vivir según
ella, se convierte en un grotesco y la verdad que adoptó en una mentira.” (p. 3)
La tercera cuestión
que destaco es que se oye el sonido de gente de verdad. Hoy nos hemos habituado
a leer literatura que suena parecido a cómo habla la gente, pero a principios
del siglo pasado no era tan común. Pocos años después, Dos Passos sería un
maestro en esto: en Manhattan Transfer escribe los diálogos con el sonido de los acentos de irlandeses, italianos y demás habitantes de la Nueva York de
los años 20. Wash Williams, por ejemplo, le dice al joven George Willard: “Fui
un boludo, sabés, como el que vos sos ahora, y por boludo me casé con esa mina. Me
gustaría ver que los hombre un poco empiecen a entender a las mimas., que entiendan que fueron
enviadas a impedir que los hombres hagan que el mundo valga la pena. Son un
truco de la naturaleza.” (p. 70)
Otras citas que
me gustaron:
“Old Edward King was small of stature and when he
passed people in the street laughed a queer unmirthful laugh. When he laughed
he scratched his left elbow with his right hand. The sleeve of his coat was almost worn
through from the habit.” / “El viejo Edward King era de baja estatura y cuando
se cruzaba con gente en la calle se reía con una risa rara y sin gracia. Cuando
se reía se rascaba su codo izquierdo con su mano derecha. La manga de su abrigo
estaba gastada y casi agujereada por ese hábito.” (p. 59)
“‘If you are to become a writer you’ll have to stop
fooling with words’, she explained. ‘It would be better to give up the notion
of writing until you are better prepared. Now it’s time to be living. I don’t
want to frighten you, but I would like to make you understand the import of
what you think of attempting. You must not become a mere peddler of words. The
thing to learn is to know what people are thinking about, not what they say’.” /
“‘Si vas a convertirte en un escritor vas a tener que dejar de jorobar con las palabras’, le explicó ella. ‘Sería mejor abandonar la idea de escribir hasta
que estés mejor preparado. Ahora es momento de vivir. No te quiero asustar,
pero me gustaría hacerte entender la importancia de lo que pensás que estás intentando
hacer. No tenés que convertirte en un mero mercachifle de las palabras. Lo que
hay que aprender es a conocer qué está pensando la gente, no lo que dice’.” (p. 97)
“Everyone knows of the talking artists. Throughout all
of the known history of the world they have gathered in rooms and talked. They
talk of art and are passionately, almost feverishly, in earnest about it. They
think it matters much more than it does.” / “Todos saben de los artistas
parlanchines. Durante
toda la historia registrada del mundo se han juntado en habitaciones y han
hablado. Hablan del arte y se lo toman en serio apasionadamente, casi afiebrados.
Ellos creen que importa mucho más de lo que realmente importa.” (p 101)
“‘Has a fellow got to do it?’, he asked. ‘Has he got
to be harnessed up and driven through life like a horse?’” / “‘¿Es obligatorio
hacerlo?, preguntó. ‘¿Hace falta que el chabón se deje ensillar para ser conducido
por la vida como un caballo?’” (p. 125)
Los originales
de arriba
“The old man had quite an elaborate theory concerning the matter. It was his notion
that the moment one of the people took one truth to himself, called it his
truth, and tried to live life by it, he became a grotesque and the truth he
embraced became a falsehood.” (p. 3)
“He slept in the office that was unspeakably dirty and dined at Biff Carter's lunch room in a small frame building opposite the railroad station. In
the summer the lunch room was filled with flies and Biff Carter's white apron
was more dirty than his floor.” (p. 21)
“I was a fool, do you see, as you are now, and so I
married this woman. I would like to see men a little begin to understand women.
They are sent to prevent men making the world worth while. It is a trick in
nature.” (p. 70)
transmitís muchas ganas de leerlo... sobre todo me interesa cómo se construyen cuentos interrelacionados.. abrazo, muy bueno el blog, tiene un tono que me gusta, muy vos, fino y chispeante at the same time
ResponderEliminarGracias, Nico, gracias y abrazo.
ResponderEliminarBuenísimo post!
ResponderEliminarGracias, Lucila. ¡Beso!
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