lunes, 22 de junio de 2020

Infinitos


Leí El libro de arena, uno de los libros de Borges que más había leído antes (pero que recordaba mucho menos de lo que pensaba. De hecho, debo admitir que lo tenía confundido con Los conjurados). El Borges viejo me parece más amable que el joven, más calmo, ya no me tiene que probar en cada texto que es el único que entendió la literatura. Lo que me recuerda a dos metáforas de este libro: en “El otro”, el Borges viejo le dice al joven que se quedará ciego pero “No te preocupes. La ceguera gradual es no es una cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano.” (p. 18); y de “Avelino Arredondo”, “Para el encarcelado o el ciego, el tiempo fluye aguas abajo, como por una leve pendiente.” (p. 73)

El libro de arena tiene algunos cuentos famosos, empezando por el citado “El otro”, en el que dos Borges, el viejo y el joven, se encuentran frente a dos ríos, el Ródano y el Charles. “Ulrica” es una de sus pocas historias de amor, cruzada de elementos de las sagas escandinavas. Y, desde ya, “El libro de arena”, que es un libro infinito, como “La Biblioteca de Babel” de Ficciones (“La biblioteca es ilimitada y periódica.” - T. I, p. 767 - y “No me parece inverosímil que en algún anaquel del universo haya un libro total”. T. I. p. 766) “El espejo y la máscara” y “Undr” también son primos de “La Biblioteca de Babel”. El primero es otra contraposición de un hombre de letras con un hombre de armas, y termina con un poema de una línea que es la Belleza y que lleva al poeta a quitarse la vida. En “Undr”, “la poesía de los urnos consta de una sola palabra” (p. 56). Dice Borges en el epílogo: “'La biblioteca de Babel' (1941) imagina un número infinito de libros; 'Undr' y 'El espejo y la máscara', literaturas seculares que constan de una sola palabra.”

Uno de los cuentos que más me gustó es “El Congreso”; aunque tiene muchos problemas es notable, y es otra aproximación al borgeanísimo tema del infinito: un señor que quiere crear un Congreso que represente al mundo. Lo que está muy bien, me parece, es que como es un congreso mundial, el cuento tiene de todo: es también un duelo entre el narrador, Alejandro Ferri, y Fermín Eguren; una historia de amor, entre Ferri y otra Beatriz (en este caso no Viterbo sino Frost. En esta línea, tiene una escena sexual que da un poco de vergüenza, nos hace pensar que Borges hizo bien en no escribir de sexo: “Oh noches, oh compartida y tibia tiniebla, oh el amor que fluye en la sombra como un río secreto, oh aquel momento de la dicha en que cada uno es los dos, oh la inocencia y el candor de la dicha, oh la unión en la que nos perdíamos para perdernos luego en el sueño, oh las primeras claridades del día y yo contemplándola.” -p. 33. Digno del Bad Sex in Fiction Award del Literary Review.) El cuento tiene también a dos Borges: al inicio, Ferri, que es un Borges (“No me duele la soledad; bastante esfuerzo es tolerarse a uno mismo y a sus manías”) habla de otro Borges (del “nuevo directorio de la Biblioteca (...) un literato que se ha consagrado al estudio de las lenguas antiguas” - p. 24) Al final, los creadores del Congreso y de una biblioteca digna de él queman todos los libros y dan por terminado el proyecto porque, como dice Don Alejandro, su creador: “La empresa que hemos acometido es tan vasta que abarca - ahora lo sé - el mundo entero.” (p. 35)

El cuento que más me gustó es “La noche de los dones”, que Borges en el epílogo califica como “el relato más inocente, más violento y más exaltado” del libro. Un veterano cuenta, en la antigua Confitería del Águila, sobre el día que conoció el amor y la muerte. Cuenta que de chico había ido con un peón del campo al burdel, y que allí apareció Juan Moreira; luego el chico se encontó en una habitación con la cautiva (“Le deshice la trenza y jugué con el pelo, que era muy lacio, y después con ella” - p. 49); después el chico se escapó y vio cómo un policía mató a Moreira con una bayoneta. Dice el veterano en la confitería: “En el término escaso de unas horas yo había conocido el amor y yo había mirado la muerte. A todos los hombres les son reveladas todas las cosas o, por lo menos, todas aquellas cosas que a un hombre le es dado conocer, pero a mí de la noche a la mañana, esas dos cosas esenciales me fueron reveladas.” (p. 50)

Además tenemos:

* “There are more things”, homenaje a Lovecraft.

* “Utopía de un hombre que está cansado”, donde el abuelo de Borges viaja en el tiempo hacia un mundo futuro en el que se abolió la imprenta (“uno de los peores males del hombre, ya que tendió a multiplicar hasta el vértigo textos innecesarios.” p. 62)

* “El soborno”, otro duelo académico - como “El duelo”, de El Informe de Brodie - que me pareció flojito.

* “Avelino Arredondo”, sobre un magnicidio.

* “El disco”, otro encuentro entre dos hombres, otro duelo, y un asesinato sin sentido.

 

Además, El libro de arena tiene una gran cantidad de excelentes citas:

"Cada día que pasa nuestro país es más provinciano. Más provinciano y más engreído." (p. 15)

“Buenos Aires, hacia 1946, engendró otro Rosas.” (p. 15)

“Sólo los individuos existen, si es que existe alguien.” (p. 16)

“Todas las agrupaciones tienden a crear su dialecto y sus ritos.” (p. 25)

En un campo, “Irala preguntó dónde estaba el baño; don Alejandro con un vasto ademán, le mostró el continente.” (p. 30)

 “no hay un pueblo de la provincia que no sea idéntico a los otros, hasta en lo de creerse distinto.” (p. 47)

“Sentí lo que sentimos cuando alguien muere: la congoja, ya inútil, de que nada nos hubiera costado haber sido más buenos. El hombre olvida que es un muerto que conversa con muertos.” (p. 38)

“no hay otro enigma que el tiempo, esa infinita urdimbre del ayer, del hoy, del porvenir, del siempre y del nunca.” (p. 41)

Los periódicos son “museos de minucias efímeras” (p. 72).

“La lengua es un sistema de citas.” (p. 63)

“Las palabras son símbolos que postulan una memoria compartida.” (p. 36)


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