lunes, 14 de septiembre de 2020

Literatura intelectual


Pregunté qué había que leer de Houllebecq y mi amigo F. me dijo - y me prestó - Las Partículas Elementales. Después, hablando del libro, su mujer francesa, gran lectora, lo retó y le dijo que me tendría que haber recomendado La Carte et le Territoire.

No me gustó Las Partículas Elementales, y está bien que no te guste. No te tiene que gustar, te tiene que desagradar, te tiene que hacer pensar, te tiene que doler un poco. La novela es la historia de dos medios hermanos, Michel y Bruno, hijos de una madre hippie de los 60 que los abandona. Los dos quedan emocionalmente rotos. Michel queda incapaz de sentir emociones a pesar de ser exitoso en su campo (la biología molecular): “De repente tuvo el presentimiento de que su vida entera iba a parecerse a ese momento. Se movería entre las emociones humanas, y a veces estaría muy cerca de ellas; otros conocerían la felicidad o la desesperación; pero nada de eso tendría que ver jamás con él, ni podría alcanzarle.” (p. 86) Bruno es un profesor mediocre, adicto al sexo, que busca pero nunca logra conectar emocionalmente con nadie.

Al lado de esta trama personal está la trama social o cultural, en la que vemos a un Occidente sin corazón y sin religión, con una mirada muy pesimista sobre el animal humano: “Occidente ha terminado sacrificándolo todo (su religión, su felicidad, sus esperanzas y, en definitiva, su vida) a esa necesidad de certeza racional”. (p. 274) Es una sociedad rota que solo busca certezas racionales y potenciar el deseo (y concluye potenciando la insatisfacción): “la mutación metafísica operada por la ciencia moderna conlleva la individuación, la vanidad, el odio y el deseo. En sí, el deseo, al contrario que el placer, es fuente de sufrimiento, odio e infelicidad.” (p. 161) Hacia el final, las dos tramas confluyen, el drama personal de los hermanastros y sus posibles parejas (Annabelle y Christiane) y el final de esa sociedad rota, a través de los descubrimientos de Michel.

Es, claramente, una novela muy inteligente y muy bien construida, con un collage de tonos, desde los diálogos entre los hermanos a momentos que suenan casi como un documental sobre la historia de Michel (incluso con algunos párrafos con comentarios de determinadas especies animales que parecen sacadas de National Geographic). Me costó ese tono, en parte también porque se me mezcla con la traducción; se me hace difícil leer traducciones españolas, que siento siempre muy distantes. Pero al final del día, no me gustó el libro porque este tipo de literatura tan intelectual no es lo que más me intriga.

 

Otras citas

“una belleza extrema, una belleza que sobrepasa por mucho la seductora frescura habitual de las adolescentes, produce un efecto sobrenatural y parece presagiar invariablemente un destino trágico.” (p. 60)

“Un examen mínimamente exhaustivo de la humanidad debe tener en cuenta necesariamente este tipo de fenómenos. En la historia siempre han existido seres humanos así. Seres humanos que trabajaron toda su vida; que dieron literalmente su vida a los demás con un espíritu de amor y de entrega; que sin embargo no lo consideraban un sacrificio; que en realidad no concebían otro modo de vida más que el de dar su vida a los demás con un espíritu de entrega y de amor. En la práctica, estos seres humanos casi siempre han sido mujeres.” (p. 92)

“Por lo general divorciadas, casi nunca podían contar con esa conyugalidad - cálida o miserable - cuya desaparición habían acelerado todo lo posible.” (p. 107)

“Los hombres que envejecen solos son mucho menos dignos de compasión que las mujeres en la misma situación. Ellos beben vino malo, se quedan dormidos, les apesta el aliento; se despiertan y empiezan otra vez; y se mueren bastante deprisa. Las mujeres toman calmantes, hacen yoga, van a ver a un psicólogo; viven muchos años y sufren mucho. Tienen el cuerpo débil y estropeado; lo saben y sufren por ello. Pero siguen adelante, porque no logran renunciar a ser amadas.” (p. 141)

“¿cómo iba a sobrevivir una sociedad sin religión?” (p. 163)

“En medio de esa enorme porquería, de esa carnicería permanente que era la naturaleza animal, el amor maternal - o el instinto de protección; en fin, cualquier cosa que insensiblemente y paso a paso llevaba al amor maternal - representaba la única sombra de devoción o altruismo.” (p. 165)

“Uno puede enfrentarse a los acontecimientos de la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos puede mantener una actitud humorística casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe el corazón.” (p. 296)

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