lunes, 8 de agosto de 2022

Historias pequeñas

 


Leí Small Things Like These, novella de Claire Keegan, genia de quien leímos Antarctica, una colección de cuentos sublime. Keegan cuenta Irlanda como nadie, y en Small Things Like These lo hace con una historia pequeña que es parte de una historia grande.

La historia grande es la de las Magdalene Laundries, instituciones donde la Iglesia Católica confinaba a mujeres que habían cometido el crimen de embarazarse fuera del matrimonio. Pero la novella no se mete en la historia grande; es tan solo un relato de unos días cerca de una Navidad en la década de 1980 en los que un padre de tres hijas se encuentra con esa realidad frente a frente, esa realidad individualizada en su propia historia personal y en el encuentro con una chica de la lavandería de su pueblo. Frente a eso, Furlong debe tomar la decisión de asistir cristianamente a la mujer o someterse a las instituciones religiosas y sociales que intentan ocultar ese horror.

¿Qué es mejor? ¿Proteger a una mujer no muy distinta de sus hijas? “Se imaginaba a sus hijas creciendo y madurando, saliendo al mundo de los hombres. Ya había visto ojos de varones siguiendo a sus niñas.” (p. 12) ¿O seguir las normas imperantes, no meterse? Su propia mujer le dice: “‘¿A dónde nos lleva pensar tanto’, dijo. ‘Pensar solo nos lleva para abajo’. Estaba tocando los botoncitos aperlados de su camisón, agitada. ‘Si querés avanzar en la vida, hay cosas que tenés que ignorar, así podés seguir adelante’.” (p. 31) E incluso: “‘Solo las personas sin hijos pueden darse el lujo de ser descuidados’” (p. 32). Otra señora le dice, a la irlandesa, no te metás: “Pausó y luego lo miró de la manera en que las mujeres enormemente prácticas miran a veces a los hombres, como si no fueran para nada hombres sino niños tontos. Eileen había hecho lo mismo más de una vez, quizás más que unas varias veces.” (p. 59)

¿Qué es honrar a sus hijas, defender a esta chica abandonada como una hija más, como una hermana de sus hijas, o bajar el copete y, así, no poner en riesgo su situación dentro del pueblo, la posibilidad de que sus hijas vayan a la escuela a la que hay que ir, que maneja también la iglesia? ¿Aliado o padre?

En esta novella de unas 70 páginas, Keegan describe Irlanda con una musicalidad luminosa y oscura. ¡Suena tan bien Keegan! En página 48 hay una descripción de los feligreses en misa que vale todo el libro. Es una maga del ritmo, maestra de la puntuación: “Mágicamente, entonces, las calles parecían cambiar y tomar vida bajo los largos haces de bombitas multicolores que se mecían, placenteramente, en el viento sobre sus cabezas”. (p. 16)

Y en medio de esas descripciones y esa cadencia acompañamos al pobre Furlong, el único personaje varón de cierta importancia, hijo de madre soltera, padre, aliade, luchando por salir adelante, en medio del frío invierno irlandés. Vemos esa gran historia desde su pequeña historia, desde su necesidad de decidir. Y así la ficción cumple no sólo con la función de acompañarnos con momentos bellos, sino que logra también hacer carne esas grandes historias, desde la subjetividad que permite entender un lugar, todos los lugares. Es hermosa Small Things Like These, hermosa y lúgubre y triste y distante y esperanzadora.


Originales de las citas 

"He imagined his girls getting big and growing up, going out into that world of men. Already he’d seen men’s eyes following his girls" (p. 12).

"‘Where does thinking get us?’ she said. ‘All thinking does is bring you down.’ She was touching the little pearly buttons on her nightdress, agitated. ‘If you want to get on in life, there’s things you have to ignore, so you can keep on’" (p. 31).

"It’s only people with no children that can afford to be careless’" (p. 32).

"She paused then and looked at him the way hugely practical women sometimes looked at men, as though they weren’t men at all but foolish boys. More than once, maybe more than several times, Eileen had done the same" (p. 59).

"Magically, then, the streets seemed to change and come alive under the long strands of multi-coloured bulbs which swayed, pleasantly, in the wind above their heads" (p. 16).

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