Estuve viendo “Say nothing”, serie de nueve episodios de poco menos de una hora sobre “TheTroubles”, es decir, el conflicto armado político y religioso en torno a Irlanda del Norte. (La serie está disponible en Disney Plus: acá el trailer). La serie, una reconstrucción basada en hechos reales, me pareció muy bien lograda en cómo muestra la locura del fanatismo y del cinismo máximo al que pueden llegar quienes usan políticamente la violencia. Pero también: de que a veces no hay otra manera de hacer política que no sea con cinismo, con una dosis no menor de comportamientos esquizoides.
Mínimo
contexto histórico sobre un tema del que he leído algo, pero hace mucho tiempo: Irlanda,
se sabe, es esa isla grande al lado de la isla más grande del Reino Unido, la
que tiene a Inglaterra, a Escocia al norte y a Gales al oeste. Esta segunda
isla contiene a la república de Irlanda, que consiguió en 1922 su independencia
del Reino Unido tras una guerra de independencia, y que es más o menos dos tercios de la isla; y a Irlanda del Norte, en el
noreste de la isla, que sigue siendo parte del Reino Unido. Y acá entra la
religión: los católicos de Irlanda del Norte quieren unirse a Irlanda, los
protestantes, generalmente los descendientes de colonos ingleses y escoceses
cuyas familias tienen siglos allí, no quieren saber nada. Y el conflicto tuvo
décadas de violencia extrema, con terroristas católicos (principalmente el
Ejército Revolucionario Irlandés, IRA) de un lado y militares británicos y
paramilitares protestantes del otro lado.
Bueno, la
serie se mete en este tema a través de un conjunto de personajes y dos cuestiones
clave: una serie de desapariciones (asesinatos perpetrados por el IRA,
principalmente de católicos a quienes consideraban traidores, haciendo
desaparecer sus cuerpos) y un famoso atentado con bombas en Londres. Los
personajes principales son las hermanas Price, de las primeras mujeres en ser
aceptadas por el IRA; Brendan Hughes, un importante miembro del IRA; y Gerry Adams,
quien fue durante décadas líder del ala política del republicanismo irlandés,
Sinn Féin, además de haber sido acusado de ser miembro del IRA, lo que él
niega. En todo esto, a mí me llamaron la atención tres cosas: la primera es la
naturalidad con la que se aceptó durante casi treinta años la violencia
política, y cómo la vida seguía igual de alguna manera en ese contexto. La
segunda es cómo el fanatismo puede coexistir con cierta normalidad: a las hermanas
Price se las ve sensibles y queribles y luego pueden participar con la mayor
sangre fría de actividades tremendas. Y la tercera es el nivel de cinismo al
que puede llegar (y quizás debe llegar) el ser humano cuando llega a lugares de máxima responsabilidad
política.
En definitiva,
me pareció una serie súper interesante y bien lograda, aunque, claro, no es
fácil. Son temas duros y la serie no perdona escenas de violencia y sobre todo
de violencia psicológica.
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