El nuevo intento del gobierno nacional por frenar un aumento de precios de Shell es señal de un gobierno sin combustible. Tres comentarios a raíz del tema y tomando como base la nota de Francisco Olivera en La Nación.
La historia se repite primero como tragedia y luego como farsa. Es realmente una farsa que Moreno intente frenar este aumento cuando los precios de la conche d'or (como elegantemente se refiere a la compañía Nabokov en Lolita) subieron desde el boicot en marzo de 2005 entre 122% y 171%. ¿Excesos de una compañía? Si de eso se tratara, Shell estaría fuera del mercado. Más aún, YPF con sus nuevos dueños – “expertos en mercados regulados” – subió sus precios 35% el último año, según la misma nota. Querer frenar este aumento y no los anteriores parece una farsa.
Siguiendo en la línea de farsa: parece que finalmente era cierto que Cristina venía para traer una mayor “institucionalidad”: en vez de un épico llamado a no comprar “ni una lata de aceite”, ahora tenemos una resolución de una Secretaría de Estado. Al menos este nuevo método permite un recurso legal por parte del afectado.
Tercer comentario: Olivera cita al ministro Boudou diciendo que “el esfuerzo grande lo hace YPF, que atiende al 64 por ciento del mercado sin modificar los precios.” La pregunta que yo le haría a Boudou sería: ¿de qué esfuerzo habla? Si no hay inflación, como él dice creer, vender más sin modificar los precios debería ser no un esfuerzo sino un gran logro y una alegría.
El gobierno se está quedando sin combustible. Hace la farsa de que “prohíbe” un aumento cuando se le escaparon los precios hace rato; lo hace con un instrumento administrativo débil, y no ya con un acto político de demostración de fuerza; y al hacerlo termina admitiendo lo mismo que intenta ocultar y que todos los ciudadanos vemos día a día: el persistente proceso de aumento de precios fruto de la mala política económica de este gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario