lunes, 28 de febrero de 2011

El círculo vicioso de la política exterior

Hay dos hipótesis principales para explicar la inexplicable pelea del gobierno con los EE.UU. en torno al famoso avión. Algunos dicen que es una jugada de política interna: pelearse con los EE.UU. siempre da réditos internos, se aduce. Otros dicen que se trata de la exteriorización del enojo del gobierno argentino por la decisión de los EE.UU. de no incluir a la Argentina en la próxima gira del presidente Obama por la región.

¿Es cierto que da rédito político pelearse con los EE.UU.? Muy probablemente: según la encuesta Latinobarómetro, la sociedad argentina es la que peor opinión tiene de los EE.UU. si se considera el puntaje total de seis variables sobre la cuestión (incluyendo la opinión sobre EE.UU., la percepción de la relación entre EE.UU. y el país de origen, su papel en la región, etc.) Es posible que en esta oportunidad, como en ocasión de la insultante recepción brindada al ex presidente Bush durante la Cumbre de Mar del Plata o en el bloqueo al puente que nos une con Uruguay, el gobierno haya operado en relaciones exteriores buscando un beneficio de política interna.
Privilegiar la política interna reduce la confiabilidad internacional al país. Los países actúan siguiendo sus intereses nacionales; eso los hace previsibles y dignos de confianza, porque los interlocutores saben qué esperar de ellos. La imprevisibilidad argentina es fundamental para entender por qué ningún jefe de Estado del G-7 visitó el país en visita oficial y bilateral desde 2001, lo que nos lleva a la segunda explicación: el supuesto enojo del gobierno por quedar excluidos de la gira del presidente Obama.
Las dos razones parecen ser dos caras de la misma moneda y reforzarse mutuamente. En la medida en que se busca rédito político interno forzando peleas con los EE.UU. se agrava la mala opinión de la sociedad hacia dicho país, por lo que se hace cada vez más redituable pelearse. Y mientras esto sucede somos cada vez menos confiables para el otro país, somos excluidos de visitas y acuerdos, y así reaccionamos con más peleas y perdemos confiabilidad. En este proceso, perdemos oportunidades para avanzar en la defensa de los intereses nacionales y el desarrollo económico con inclusión.

1 comentario:

  1. No podria coincidir mas con tu comentario. Y te dejo una anecdota: pude presenciar parte en la sesion del Congreso, en la que se votaba una mocion de repudio a los EEUU por el nunca aclarado asunto de Antonini Wilson. Mi suegro (el diputado Jose Ignacio Garcia Hamilton) pidio la palabra y despues de exponer su postura, cerro su exposicion con un chiste: Que hace un conservador cuando se entera que su mujer lo engaña? Pues reta a duelo a su amante y luego se quita la vida ante el escandalo. Que hace un liberal cuando se entera que su mujer lo engaña? Se sienta con ella a charlar, intenta comprender en que fallo la relacion y sigue su vida. Que hace un populista cuando se entera que su mujer lo engana? Se va a tirar piedras a la embajada americana!
    Te imaginas la reaccion que provoco! Un abrazo

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