lunes, 7 de febrero de 2011

Solidaridad o legalidad

   Llego medio dormido y un poco tarde a la estación. Había visto, a una cuadra de distancia, la llegada del tren de 7:50, mí tren. No lo corrí. Llego a la boletería; pago, retiro boleto y cambio; paso por los molinetes; hay guardas pidiendo boletos.


Ya hay más gente en el andén para el tren de las 8:02
Algunos, quizás, pagaron su boleto.

   Una señora me pone su monedero vacío cerca de mi cara y me dice: "¿me prestás $5 para pagar la multa?" Mientras comienzo a comprender (¿antes, durante, después?) respondo: "no". Camino algún paso más; "comprá el boleto", balbuceo.
   Definitivamente, no estuve solidario. ¿Debí estarlo? ¿Con alguien que incumplió su obligación de pagar su boleto? ¿Debía yo pagar por su inconducta? ¿Hago mal en intentar enseñar a mis hijas que la inconducta tiene consecuencias?
   En el furgón del tren de 8:02 (se viaja peor) escucho quejas porque "están pidiendo boletos". La ilegalidad es norma, tanto que los que incumplen se creen con derecho de apelar a la solidaridad de los demás para pagar el costo de su incumplimiento.

1 comentario:

  1. No me gusta la actitud de la señora, no me gusta cuando alguien te pone en un compromiso. Si le das la plata, te sentís un bobo que paga su propio boleto y la multa del otro. Si no le pagas, te sentís un poco malo...

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