miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Alivio?

Ayer estaba preocupado por ultra kirchneristas que pensaban eternizar a la presidente en el poder e impedir que un premio Nobel inaugurara la Feria del Libro porque tiene ideas distintas.
Tuve un cierto respiro cuando la presidente desechó una reforma constitucional para buscar su re-reelección. Aclaremos, igual, que el argumento utilizado no fue el más lindo: dijo que no ve posibilidad de contar con los votos necesarios en el Congreso. Después siguió el juego de la incertidumbre sobre su candidatura en 2011, con metáfora capilar incluida: “¿Alguno me ha escuchado a mí decir que voy a ir a la reelección en 2011? Así que no se hagan los rulos.”

Ese es el tren de 7:50. Se va y me deja plantado en el andén.
Por eso, hoy llegamos un poquito tarde.

Ayer, la presidente también ordenó a sus seguidores intelectuales que frenaran el ataque a Vargas Llosa. El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, puso violín en bolsa, pero la respuesta no fue unánime. Otro de los factótums de Carta Abierta, Ricardo Förster, continuó oponiéndose porque ve “una intencionalidad política en eso” (como si no hubiera otra intencionalidad política en su producción cultural); y – siguiendo con La Nación – “el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, insistió anoche en que Vargas Llosa "no sería la mejor elección" para inaugurar la Feria del Libro por ser un "fiel exponente de la derecha reaccionaria".”
¿Es esta orden fruto de una convicción pluralista o apenas un repliegue táctico? Por su pasado y por su presente, por Conti, por Moreno, por D’Elía, por Echegaray, por Kunkel, por el mismo Fernández y por el argumento fáctico sobre la re-reelección, es difícil creer en su convicción pluralista. Aunque por momentos frene a los más exaltados de sus defensores, no por ello creeremos que porta impecables credenciales republicanas. Por eso, el alivio es sólo parcial y momentáneo.

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