El presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, recibió ayer el “Premio Rodolfo Walsh: Presidente Latinoamericano por la Comunicación Popular” por parte de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Al hacerlo, acusó a quienes criticaron esa distinción de "cínicos" y "farsantes", así que seré uno más de ellos.
En el marco de esa premiación, La Nación publicó ayer una columna criticando la distinción (la firmaba el ex subdirector general adjunto de Comunicación de la Unesco Antonio Pasquali) y otra defendiéndola, firmada nada menos que por la decana de la institución que concedía el premio, Florencia Saintout. (Para algo más alejado del microclima local, pueden leer a AP.)
Si me preguntan a mí, con la poca información que tengo, yo creo que el gobierno de Chávez ha sido nefasto para la libertad de prensa en su país. Pero no quiero escribir de acuerdo a impresiones seguramente vagas: prefiero hacerlo a partir de los mismos argumentos de quien defiende la distinción. Y esos argumentos me dan miedo.
El argumento básico de la decana es “el compromiso político y social” que emparentaría a Rodolfo Walsh con Hugo Chávez. Es decir, se defiende el objetivo buscado y los logros obtenidos, sin hacer mención a las críticas por las formas adoptadas para conseguir tal fin. Dice la decana: “Es el reconocimiento a la lucha de un pueblo que desde hace años trabaja por la construcción de la unificación latinoamericana”; “la revolución bolivariana ha empoderado comunicacionalmente a los sectores populares”; es “la constatación del proceso de empoderamiento popular en el orden de las comunicaciones lo que este premio resalta.”
Afiche de Quebracho anunciando el acto de ayer.
Fuente: www.quebracho.org.ar
Dejar de criticar los métodos de Chávez implica necesariamente su aceptación, salvo que supongamos que la decana pueda ignorar las denuncias. En el fondo, los medios adoptados parecen estar justificados por el fin de “empoderar” a los sectores populares, de construir la unidad latinoamericana y de instalar la revolución socialista bolivariana.
Se entenderá, entonces, por qué me da miedo. Hace pocos días, en oportunidad del 35° aniversario del golpe militar de 1976, escribí aquí mi “Nunca más” personal. Decía que “nunca más dejemos de lado nuestra Constitución”, con su conjunción de elementos democráticos, republicanos y liberales. La columna de la decana defiende los derechos democráticos de los pueblos atacando implícitamente los límites republicanos y liberales; al hacerlo me remite en la teoría al “despotismo igualitario” de Alexis de Tocqueville y en la historia a aquellos que en los 70 buscaban la revolución y veían en la Constitución tan sólo una débil institución burguesa. Hoy algunos parecen pensar igual; que no importa violar sus principios si es en defensa de "los derechos del pueblo", o del "modelo". Y como si esto fuera poco para preocuparme, se suma el comunicado de Quebracho diciendo que su “Autodefensa estará encargada de la seguridad del acto” de premiación…
Así que, a riesgo de ser considerado cínico y farsante, debo decir que considero criticable que una facultad de una universidad nacional, que usa fondos públicos, premie a quien tiene tan poco respeto por nuestros principios constitucionales.
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