viernes, 11 de marzo de 2011

Déjà vu

Leemos en los diarios de ayer que la importación de combustibles creció 711% y en los de hoy que hacen falta 8 Atuchas para cubrir el déficit de energía eléctrica. Leemos en Cortés Conde sobre las políticas económicas del primer peronismo:
“Todos los gobiernos, desde la caída de Perón, se vieron en la necesidad de restaurar cierto equilibrio fiscal, monetario y de las cuentas externas para salir de los ciclos de inflación, devaluación y recesión y hacer posible un marco macroeconómico estable, condición para un crecimiento sostenido. (…)
El gobierno provisional se enfrentaba con una multitud de problemas. Los más urgentes y serios tenían que ver con la crisis de energía y de transportes. (…) Como el gobierno subsidió los precios para evitar su incidencia en el costo de vida, su consumo subió aún más. (…) Hacia fines del gobierno peronista las importaciones de combustible alcanzaban casi un cuarto del total. (…)
Pero el problema no se limitaba a la energía. La crisis de transportes era muy seria. (…) El país, que había hecho un enorme esfuerzo de capitalización (…) vivió gastándose el capital.” (Roberto Cortés Conde, La Economía Política de la Argentina en el Siglo XX, Edhasa, 2005, pags. 213-215).
Atención: no se trata de culpar a un sector político. Se trata de que caigamos en la cuenta de que ya vivimos esto, y de que el próximo gobierno, una vez más, va a tener que limpiar el rancho cuando llegue el final de fiesta. (Y sí: las fiestas siempre terminan.) La buena noticia es que el mundo nos presenta todavía una gran oportunidad. Veremos qué hacemos con ella: si nos seguimos comiendo el capital y las ganancias del día o si invertimos para dar el salto del que somos capaces.


2 comentarios:

  1. Bastante de acuerdo, creo que estamos perdiendo un segunda oportunidad histórica, más allá de los innegables aciertos de los primeros gobiernos de Perón y los notables desaciertos de la banda K.

    Saludos, el Melli

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  2. Creo que la oportunidad todavía no está perdida. Tengo dos certezas y un supuesto: (1) entre 1990-2010 crecimos más o menos lo mismo que el resto de América Latina; (2) pero crecimos peor (con más vaivenes, con menos desarrollo); no redujimos la pobreza como Chile y Brasil, por ejemplo. Esto se dio porque ellos aprovecharon mejor el contexto internacional gracias a la sucesión de buenos gobiernos. El supuesto: esas condiciones van a persistir. Si es así, todavía estamos en condiciones de dar un gran salto si logramos enhebrar dos o tres gobiernos aceptables juntos.

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