Leí hoy en el tren que el estado de Illinois se convirtió ayer en el decimosexto de los Estados Unidos que no acepta la pena de muerte.
La decisión se tomó después de dos décadas de deliberación sobre la materia y con el argumento de la falibilidad procesal. Como dijo el gobernador republicano Pat Quinn, después de mucha deliberación resultó "convencido de que es imposible diseñar un sistema que sea consistente, libre de discriminación sobre base racial, geográfica o de circunstancia económica, y que siempre acierte."
El gobernador promulga la ley.
Fuente: www.illinois.gov
Como toda empresa humana, la justicia es falible, por lo que resulta improcedente tomar una decisión irreversible por antonomasia, como es la de terminar una vida. Por más lobos que haya dando vuelta, no podemos arrogarnos el derecho de quitar una vida humana. Y no he escuchado argumento que pueda convencerme de lo contrario.
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