El bloqueo a los diarios Clarín y La Nación durante la madrugada del domingo es un hecho muy grave. Es grave porque se vulneró la ley; es grave porque significa una amenaza a la libertad de prensa, que es, a su vez, una garantía de otros derechos; y es grave, más allá de la coyuntura, porque es una muestra de la magnitud de nuestra debacle institucional. Pero lo peor es que este bloqueo es muestra de otro más profundo: es indicio de los obstáculos que enfrenta hoy el debate público en la Argentina.
En las versiones más favorables al gobierno, se lee que el bloqueo fue un reclamo gremial, una respuesta a la falta de cumplimiento de Clarín a una orden judicial. Suspendiendo el juicio sobre ello, suponiendo que es cierto, no se puede aceptar una violación a la ley como respuesta a otra violación a la ley. Aceptar esto sería lo mismo que decretar la desaparición misma de la ley; sería un regreso a un mundo sin ley, de lucha de todos contra todos. (De paso, digamos claramente que en un mundo así el que más sufre es el más débil.) Esta violación de la ley, ante la impasible mirada de la policía, es muy grave.
El hecho es más grave porque se trata del bloqueo a dos diarios. A quienes no somos periodistas ni dueños de medios, decir que éstos merecen un tratamiento especial puede resultar por momentos molesto. Sabemos que hay casos en los que, bajo el manto de la libertad de prensa, se han cometido errores e injusticias. Pero en este caso como en pocos más, es claro que siempre hay que errar por el lado de la libertad: porque la libertad de prensa es una garantía para la vigencia de otros derechos. Es por ello, sin dudas, que el artículo 161 del código penal le concede una protección especial: “Sufrirá prisión de uno a seis meses, el que impidiere o estorbare la libre circulación de un libro o periódico.”
Lo más grave, sin embargo, es lo que el asunto nos dice sobre la calidad de nuestras instituciones. Han pasado casi 10 años desde la crisis de 2001-02, crisis que de alguna manera legitimó la acción directa en la calle como arma política. El bloqueo es inaceptable cuando se realiza contra un diario; el corte de ruta es inaceptable cuando lo realizan “los del campo”; y el piquete es inaceptable cuando se realiza aduciendo razones ambientales. Ante la emergencia económica, social y política que significó aquella crisis, se legitimó la acción directa y nos fuimos acostumbrando, como a otras cosas.
Esto es muy grave, lo que hace tanto más grave que el Ministro del Interior relativice el bloqueo de ayer. El gobierno debió condenar el bloqueo; la policía debió desalojar a los que violaban la ley; y la Argentina, tras casi una década de bonanza económica, debería haber avanzado un poco más en su reconstrucción institucional. Eso es lo que nos prometió la actual presidente en 2007, y en su lugar nos dio la apropiación de reservas del BCRA, la destrucción del Indec y la ONCCA, entre otras cosas.
En al menos un sentido, lejos de avanzar en la reconstrucción institucional, el kirchnerismo fue en dirección opuesta: en el campo de los medios de comunicación. En 1992, cuando el genial Tato Bores sufrió censura previa, casi todo el mundo del espectáculo se reunió en su apoyo dando un rotundo “no” al cercenamiento de la libertad de expresión. Me emocioné hoy al ver, en el video, a Horacio Fontova, a Víctor Hugo Morales y a Alejandro Dolina al lado de César Mascetti, Bernardo Neustadt y Mariano Grondona (entre muchos, muchos más). La intervención militante del kirchnerismo en el campo de los medios ha hecho que esto sea hoy impensable; y por eso el bloqueo de los diarios ocupa un lugar pequeño en la tapa de Página/12 y no aparece siquiera en la de Tiempo Argentino. Por eso, detrás del bloqueo a dos diarios, está el bloqueo, la traba, que el kirchnerismo ha impuesto a la deliberación en la Argentina. Y eso es muy grave.
Estimado viejo amigo (gran goleador si los hubo), aunque no haga comentarios en tu blog, casi a diario leo tus publicaciones ya que me resultan (junto con otras publicaciones de algunos amigos en sus propios blogs) el motor para no creer que este país está perdido y no tiene retorno.
ResponderEliminarLamentablemente estamos perdiendo generaciones y oportunidades, pero no tengo dudas que gente como vos, con capacidad de pensar, de escuchar, de tener opiniones propias basadas en sus ideas pero sabiendo incorporar ideas de otros también, y voluntad para que las cosas mejoren van a estar en su momento liderando este país.
Y como eso será inevitable, imagino que este gobierno debe estar viendo la forma de bloquear tu IP (y muchos otros) para retrasar un poco mas ese momento.
A pesar de lo frustrante que pueda ser, te pido no abandones este camino.
Gran abrazo salteño
"Los hermanos sean unidos..." decía el Martin Fierro. Mas allá de la sangre, comparto ideas con mi hermano Pablo (comentario anterior), el hecho de leerte todos los días, desde nuestro vecino Brasil, y celebrar tus ideas, lecturas de la realidad, tono moderado, centrado, de quien honestamente busca la "verdad" que sugiere y está implicita en la cotidiana realidad. Esa "verdad", cuya búsqueda incanzable debiera ser el centro de cualquier sistema social de "bien", y de "bien para la mayoría posible", fué tristemente declarada "persona no grata" en la política argentina hace ya años, y hoy en este gobierno es simplemente un opositor mas, al que hay que silenciar, esconder, manipular, presionar. "La verdad os hará libres", dice un libro bastante famoso (La Biblia), y creo en eso, a lo que agrego "y prosperos, y felices, y en paz". No dejes Fer de sumar tu enorme grano de arena en esa aventura de buscar honestamente la verdad, porque Argentina merece y debe ser, cada vez mas, libre y próspera.
ResponderEliminarexcelente análisis. felicitaciones
ResponderEliminarMuchas gracias a los tres por sus comentarios. Lo de los hermanos Leonard es cosa seria: hasta halagan mis capacidades futbolísticas...
ResponderEliminarIâve been into blogging for quite some time and this is definitely a great post.Cheers!
ResponderEliminargeneric paxil