martes, 3 de junio de 2014

Promesas rotas


No country for old men es una notable novela del notable Cormac McCarthy, con quien hace rato no puedo ser objetivo: lo leímos y lo amamos acá y acá y acá y acá. Pero esta, que fue muy bien llevada al cine por los hermanos Coen, es realmente una obra maestra desde los tópicos, las escenas, las imágenes y la sensación de que McCarthy puede escribir siete millones de palabras sin que sobre una sola.
Tres cazadores se entremezclan en la frontera entre México y EE.UU., en el sur de Texas, tras un enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes. Moss, un ex combatiente de Vietnam que estaba cazando por la zona y se quedó con una bolsa con dinero; Chigurh, un agente de alguna de las bandas, busca cazarlo para recuperar el dinero (y la droga que alguien más se llevó); y el sheriff del condado, Bell, un veterano de mil batallas, busca cazar a los dos.
Como en todas las novelas de McCarthy, son todos hombres duros, acostumbrados a la violencia. De hecho, todos los personajes con alguna relevancia fueron a alguna guerra (primera y segunda guerras, Vietnam). Y como en otras, hay también una sensación de fatalidad, que el destino no puede torcerse. "Las cosas que te pasan te pasan. No preguntan antes. No solicitan permiso" (p. 220), le dice Moss a una chica en la ruta. Y sigue diciendo que lo que hiciste está hecho: "No podés empezar de cero. De eso se trata. Cada paso que das es para siempre. No podés hacer que se vaya. Nada." (p. 227) Casi lo mismo le dice Chigurh a otra chica: "Cada momento de tu vida es un cambio y una decisión. En algún lado decidiste. Todo siguió hasta acá. La contabilidad es escrupulosa." (p. 259)
Alrededor de una novela de crimen aparecen temas más trascendentes, muchas veces a partir del discurso del sheriff veterano. McCarthy se sale con la suya de tener a un personaje reflexionando porque la oralidad es perfecta; escuchás al texano como si estuviera con vos frente a una chimenea, con su sombrero en la mano. Como un hombre de otro tiempo, Bell sigue creyendo en la verdad: "Creo que cuando se digan y se olviden todas las mentiras la verdad todavía va a estar ahí. No se mueve de lado a lado y no cambia de un momento a otro. No la podés corromper más de lo que podés salar la sal." (p. 123)
Detras y en el centro está el cambio, el fin de la ilusión, las promesas rotas. El país de McCarthy es un país roto por la violencia, por la droga y por la ausencia de Dios. Para un país con esta historia, para hombres que pasaron por la guerra, no es neutral: "No se puede ir a la guerra sin Dios." (p. 295) Los nuevos criminales son distintos: "No creo que hayamos visto esta gente antes. De este tipo. No sé qué hacer con ellos. Si los mataras a todos tendrían que construir un anexo en el infierno." (p. 79) Bell se da cuenta de que no tiene más idea "del mundo que se está cocinando" que sus antepasados (p. 283) y se siente derrotado, como fue vencida la promesa americana. Al final del libro, Bell ve un bebedero y se pregunta por el hombre que lo hizo. "Este hombre se había sentado con un martillo y un cincel y había tallado sobre la piedra un bebedero de agua que duraría diez mil años. ¿Por qué? ¿En qué era que tenía fe? No era en que nada cambiara. Que es lo que vos podría pensar, me imagino. Tenía que saber más que eso. (...) Y tengo que decir que lo único que se me ocurre es que había algún tipo de promesa en su corazón." (p. 307)
Como en el final del Gran Gatsby, como en esos cuentos de Flannery O'Connor en los que vemos una sociedad que cambió lo suficiente como para que ya no se pueda confiar en nadie pero donde el cambio es tan reciente que aún quedan confiados, la promesa rota de un mundo mejor queda expuesta en el centro de la literatura americana.

Originales de las citas usadas

"Things happen to you they happen. They dont ask first. They dont require your permission." (p. 220)
"You dont start over. That's what it's about. Ever step you take is forever. You cant make it go away. None of it." (p. 227)
"Every moment in your life is a turning and every one a choosing. Somewhere you made a choice. All followed to this. The accounting is scrupulous." (p. 259)
"I think that when the lies are all told and forgot the truth will be there yet. It dont move from place to place and it dont change from time to time. You cant corrupt it any more than you can salt salt." (p. 123)
"You cant go to war without God." (p. 295)
"I dont know. I used to say they were the same ones we've always had to deal with. Same ones my grandaddy had to deal with. Back then they were rustlin cattle. Now they're running dope. But I dont know as that's true no more. I'm like you. I aint sure we've seen these people before. Their kind. I dont know what to do about em even. If you killed em all they'd have to build a annex on to hell." (p. 79) 
"And the truth is I dont have no more idea of the world that is brewin out there than what Harold did." (p. 283) 
"But this man had set down with a hammer and chisel and carved out a stone water trough to last ten thousand years. Why was that? What was it that he had faith in? It wasnt that nothin would change. Which is what you might think, I suppose. He had to know bettern that. (...) And I have to say that the only thing I can think is that there was some sort of promise in his heart." (p. 307) Sheriff Ed Tom Bell, voz en off. 


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