martes, 6 de enero de 2015

Un perro

Foto: 3milliondogs.com

Un señor de más o menos 75 años paseaba su perro bajo el sol de Avenida Libertador, cerca del Carrefour de Vicente López. El señor llevaba pantalón y gorro blancos, y un rompevientos del mismo color: a eso de las seis de la mañana había caído una lluvia fuerte, pero a las nueve, cuando el señor paseaba a su perro, había salido el sol entre las nubes y hacía calor y estaba húmedo como puede estarlo en enero en Buenos Aires. Un flaco de unos 25 años estaba sentado en los escalones de acceso a un edificio; tenía bermudas de jean oscuras y una musculosa de un verde chillón, y al lado suyo había una moto que estoy seguro que era de él. El chico tenía el pelo rubio como hojas de palmera que se movían con el viento del coletazo final de la tormenta. El chico abrazaba al perro, un hermoso golden retriever, sus brazos alrededor del cuello del perro, rascando detrás de las orejas. El chico sonreía y el perro movía la cola. Los vi durante dos segundos, desde mi auto, yendo al centro. Algo me venía molestando, una tristeza indefinida, mientras manejaba sin música, y en esos dos segundos en que capté la escena vi ese abrazo y leí los labios del chico decirle "gracias" al señor, que seguramente siguió su camino. Nada como un perro para restaurar un haz de esperanza. 

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