En una época leí un libro de Carver tras otro hasta
que me quedé sin o me llené, como cuando comés pochoclo de un receptáculo gigante
de cartón viendo una peli y en un momento te das cuenta que no hay más lugar en
el mundo para el pochoclo. La semana pasada leí una colección que compré en
algún momento, Where I’m Calling From,
con cuentos de distintas colecciones y ahora tengo la impresión de que nunca me
pude haber llenado, que las 500 páginas podrían haber sido 700 o 900 también. No
descubro nada pero lo digo igual: Carver es un titán.
Temáticamente, los cuentos siempre recorren el lado B
del sueño americano: los moteles que se vienen abajo, los bares de segunda, los
alcohólicos, los violentos, las relaciones rotas, la falta de comunicación y
empatía, gente insomne y desesperada, apremiada económicamente. Los personajes
de Carver no controlan su destino; como dice la narradora de “So much water so
close to home”: “nada jamás será realmente distinto. Eso creo. Ya tomamos nuestras
decisiones, nuestras vidas se pusieron en movimiento, y seguirán y seguirán
hasta que paren.” (p. 223) De otro personaje se dice que venía bien hasta que “Por
alguna razón – quién sabe por qué hacemos lo que hacemos – empieza a tomar
ritmo su bebida.” (p. 284)
Pequeños momentos aparentemente menores ponen en
movimiento procesos complejos que dejan a los personajes sin respuestas, como
el narrador de “Menudo”, que se pregunta por la historia de sus parejas y dice:
“Pero ahora no sé en qué creer. No me estoy quejando, simplemente afirmando un
hecho. No me queda nada.
Y tengo que seguir así. Sin destino. Simplemente lo
que siga, que significará lo que creas que signifique. Compulsión y error, igual que todos los demás.” (p.
460-461).
En algunos pocos cuentos, contarlo libera. Es lo que
sucede en “Fever”. La mujer deja al protagonista sólo con los hijos; después de
mucho buscar, el señor consigue una babysitter confiable, una señora que se
encarga de todo. Justo el día que la señora le tiene que decir que se muda a
otra ciudad, el protagonista tiene una fuerte fiebre y en ese estado afiebrado le
cuenta a la señora toda su historia con su ex mujer. Ese contar lo cura, de la
fiebre, y del bajón por la ida de la esposa, y hay algo raro en Carver, un
momento de luz: “sintió que algo llegaba a su fin.” (p. 331) En “A Small Good
Thing” este contar es más complejo; arranca por la incomunicación entre un
panadero y una pareja que le encargó una torta y que está viviendo un momento
tremendo, pero terminan unidos por una historia; el panadero les habla y los alimenta
y eso cura: “Entonces él empezó a hablar. Ellos escucharon con atención.” (p.
405) También está el caso en el que la literatura en vez de curar hiere, como
en “Intimacy”, en el que la ex de un escritor primero se queja y enoja por
haber sido expuesta públicamente y luego termina liberándolo, aunque termina
diciendo “Bien pronto te vas a empezar a sentir mal de vuelta.” (p. 452-453)
En la forma, Carver es el cuidado permanente por la
economía, por decir lo mínimo posible: el rey del understatement. También las
imágenes que muestran poco sin decir mucho: un personaje tiene “dedos largos,
gruesos, cremosos” (p. 64); otra en un momento “Se sienta en el sofá y acerca
sus rodillas arriba hasta debajo de su pera” (p. 142) Pero como norma es
simplemente una oración simple detrás de otra, las imágenes del fin del sueño
americano llegando por pequeñas oleadas sucesivas y no a través de un megáfono.
Originales de las
citas usadas
“nothing will
ever be really different. I believe that. We have made our decisions, our lives
have been set in motion, and they will go on and on until they stop.” (p. 223)
“But for some
reason – who knows why we do what we do – his drinking picks up.” (p. 284)
“But now I don’t
know what to believe in. I’m not complaining, simply stating a fact. I’m down
to nothing. And I have to go on like this. No destiny. Just the next thing
meaning whatever you think it does. Compulsion and error, just like everybody
else.” (p. 461)
“he felt something
come to an end.” (p. 331)
“Then he began to
talk. They listened carefully.” (p. 405)
“Pretty soon you’ll
start feeling bad again.” (p. 452-453)
“long, thick,
creamy fingers” (p. 64)
“She sits on the
sofa and draws her knees up to under her chin.” (p. 142)
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