Klaus Gallo,
historiador de Oxford y profesor de Di Tella, un tipo serio que escribió libros
sobre las invasiones inglesas y Rivadavia (que leímos por acá), se puso a escribir sobre lo que
imagino que más le gusta, el fútbol y el rock, en el marco de uno de sus temas
de investigación (las relaciones entre Argentina e Inglaterra). Así nació Las
invasiones argentinas. Nuestros futbolistas en Inglaterra, una crónica de la
inserción de futbolistas argentinos en Inglaterra que me regalaron para mi
cumpleaños y que leí en tres o cuatro días.
Si no te gusta el
fútbol podés parar de leer acá. Pero si te gusta el fútbol, y sobre todo si te gusta el fútbol inglés, como a mí, es un libro super divertido. En este
sentido, aplaudo la decisión de Klaus de no incluir ni una nota al pie ni un
apéndice metodológico sobre las fuentes: así el libro se lee con la velocidad
de un pique de Tévez o de un pelotazo de Verón, para nombrar a dos de los más
exitosos de los personajes del libro. Es obvio que Klaus se tomó el tiempo de
investigar e imagino que se debe haber planteado la decisión de incluir más
datos sobre las fuentes, pero creo que no hacerlo ayuda mucho al libro.
Lo que más lo ayuda
es que se respira el amor por el tema: por el fútbol, por las tradiciones
específicas del fútbol inglés, y por sus interacciones con el rock, que hace que
nos enteremos, por ejemplo, que en la ciudad de Sheffield hubo una banda de
indie-rock llamada Sabella, por el ex jugador y entrenador de la selección. (p.
45) Klaus cuenta de una manera super dinámica la historia de los jugadores
argentinos en Inglaterra desde Ardiles en la década de 1980 hasta el Kun Agüero
hoy, y lo que estos jugadores despertaron en ese público tan particular, tan
apasionado y respetuoso a la vez. Pasan así desde los casos más fulgurantes
(Verón, Agüero, Mascherano, Tévez y compañía), hasta el caso de dos argentinos
que fueron capitán y vicecapitán en el Newcastle (Fabricio Coloccini y Jonás
Gutiérrez) y casos notables como el de Julián Speroni, un arquero casi
desconocido acá pero tan amado por la gente del Crystal Palace que además de
bautizarlo the “Hands of God” le pusieron su nombre al restaurante del estadio
del club (p. 180-181).
El libro, me parece a mí, funciona un poco menos en las
introducciones a los capítulos, donde se habla de la política en cada país y de las relaciones entre los países en el período en cuestión, pero son pasajes siempre
cortos y Klaus pasa rápido a lo que más nos apasiona, algo para lo cual quizás
lo mejor sea recordar el que fue por ahora, quizás, el gol más memorable de un
argentino en la liga inglesa:
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