Me cuesta mucho,
creo que ya lo dije, comentar la poesía de Borges, quizás cualquier poesía, más
allá de decir “esto me gustó” o “esto no me dice nada”. Eso me pasa con La Cifra (1981). Hay una gran cantidad
de poemas que no me dicen nada; son los enraizados en la filosofía idealista,
sobre arquetipos y cosas que existen porque son pensadas (“Descartes”, “Dos
catedrales”, “Beppo”, “La trama”, “Correr o ser”). También lo dije ya, esalínea me parece casi infantil, lo que hacíamos a los 16 frente a un fuego
menguante.
En La Cifra hay también una serie sobre
Oriente, otra obsesión de Borges: “El go”, “Shinto”, “El forastero”,
“Diecisiete haifu”, “Nihon”.) Me gustan más que estos poemas intelectuales los
que pintan personajes, como “Milonga de Juan Muraña”, o “Andrés Armoa”, el
degollador (dice que la costumbre del mate “puebla de algún modo la soledad”
(p. 342)
Quizás el que más
me gustó fue “Aquél”, un poema mucho más personal, una enumeración de
cuestiones que hacen a la biografía “de un poeta menor del hemisferio” austral:
que “no deja un hijo”, que convive con “la ceguera, que es penumbra y cárcel”,
que amó las enciclopedias y los mapas y las lecturas y algunas ciudades,
incluyendo “esa mala costumbre, Buenos Aires” y que una tarde “se resigna a
estos versos”. (p. 325) También me emocionó “El ángel”, un ruego por tener una
buena muerte.
“Epílogo” contiene
un verso hermoso que habla de “ese antiguo instrumento, la metáfora” (p. 330)
Me gusta que “Himno”, que parece un nuevo ejercicio idealista que refiere que
“Pitágoras revela a sus griegos / que la forma del tiempo es la del círculo”,
termine diciendo que “Todo el pasado vuelve como una ola / y esas antiguas
cosas recurren / porque una mujer te ha besado.” (p. 333) “El hacedor” tiene
este otro verso: “el sueño, ese pregusto de la muerte”. (p. 337) De “El sueño”
me gusta esa idea de que la noche tiene la tarea de “Destejer el universo” (p.
349).
Finalmente, me pregunto si el verso “No ser codicioso de islas.” en “La Fama” es referencia a Malvinas; si se publicó antes de la guerra, si Borges lo editó después o si agregó este poema después. Otra de esas cosas que una buena edición crítica no dejaría sin respuesta.
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