Conocí a Marcos Crotto en una reunión de trabajo unas horas antes
de que presentara su opera prima, Sacramenta (Editorial Paradiso). Me regaló una copia y la tuve en la mesa de luz un tiempo, compartiendo espacio
con Roth y Sylvia Molloy y Cervantes y Poe y Hornby. Un día le di una
oportunidad y terminé leyéndolo todo en un par de días.
Sacramenta es un muy lindo libro de cuentos entrelazados (uno de los cuales ganó el Premio Internacional de Cuentos Juan Rulfo). El entrelazamiento
más obvio y el que le da el título al libro es que cada uno de los cuentos
tiene un sacramento: bautismo, casamiento, ordenación. A través de ellos se
repiten dos o tres temas. Uno es el encuentro entre lo urbano y lo rural. Otro
es el cruce entre tradiciones familiares o condiciones sociales distintas;
"Somos muy distintos, es la verdad. Mirá, para darte un ejemplo: en el
bautismo le di un chori y el escribano le sacó el pan y le pidió a su mujer que
le trajera un plato y unos cubiertos y lo comió con rodajas de tomate. No es
fácil, Lagarto." (p. 46) Hay una desacralización de lo religioso, o una
mirada casi ingenua, infantil, sobre la tradición
católica, como cuando el futbolista confiesa, llorando, actos impuros y "el
cura le dijo tranquilo hijo, es común a tu edad, rezá un Ave María y un
Padrenuestro. ¿Sólo eso?, preguntó él. Bueno, mejor tres Ave Marías, dijo la
voz, yo te absuelvo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo." (p. 28)
En este camino, hay imágenes bonitas; en un casamiento en el campo
"El paisano salió del pescante y abrió la puerta. Primero bajó Alfredo,
serio en su smoking; le quedaba corto de mangas y se le veían las medias.
Después Micaela, enrollándose la cola del vestido en una mano." (p. 18) O la descripción de un cruce del Río de la Plata: "La proa cortaba el agua
marrón y la popa ensanchaba la estela de agua, que cicatrizaba bien atrás,
despacio. Vi a Buenos Aires achicarse." (p. 53) También momentos más
poéticos: "Algunos caminaban lentamente, tomados de la mano de su pareja,
agarrándose el sueño el uno al otro" (p. 14) o "la vida de los dos
era puro ahora, como la de los árboles". (p. 33)
Más allá de los sacramentos y de los temas, los cuentos se
entrelazan de una manera más profunda. Los personajes y las familias vuelven
una y otra vez hasta que al final casi logra formarse una novela de iniciación
típica. En esa reunión, cuando me dio el libro, Marcos me dijo que a pesar del
título el libro no era un libro católico y tiene razón. Es más bien un Bildungsroman donde un paso clave es el momento en
que el narrador deja de lado a la religión mientras otro personaje fundamental
toma el camino opuesto. La historia quizás se cierra cuando el narrador entra ya como un hombre a la capilla de su
antigua escuela y no encuentra allí nada más que pasado: "Estaba solo
junto al Dios de mi infancia." (p. 102)
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