martes, 17 de mayo de 2016

Otro libro chiquitito


Alejandro Zambra, el hombre de los libros chiquitos, ha hecho otro libro chiquito: Facsímil. Y como los otros, cuando llegás a la caja y te dicen que ese libro sale lo mismo que otros del doble del tamaño, y sabés perfectamente que te va a durar media hora, o una hora, un poco la dudás. Pero al final lo comprás porque te lo recomendaron tanto o porque querés ver cómo es que lo hace y al final te das cuenta de que lo vuelve a hacer: porque lo leés todo, de una sentada, en un trayecto de tren, en media hora o cuarenta y cinco minutos, pero no te sentís estafado. Como con Bonsái, que amé, Zambra lo ha hecho de nuevo. (Formas de volver a casa, en cambio, me gustó menos.)
Ha hecho, además, algo distinto. El formato del libro es más que original: usa la estructura del examen que se utilizaba en Chile para ingresar a la universidad, un examen con distintos tipos de ejercicios con multiple choice. Algunos son textos súper breves, otros más largos. El libro es difícil de calificar: sin dudas no es una novela; tampoco una colección de cuentos ni un ensayo, aunque la primera oración del libro aclara: "Las palabras facsímil y ensayo se asocian, en Chile, (...) a los exámenes de ingreso a la educación universitaria". Es una exploración, con el registro de la literatura, de un mundo, de la clase media chilena desde Pinochet para acá, pero sobre todo, detrás de la educación y la moral y la política, el tema recurrente es el de padres e hijos. 
El libro es inclasificable pero es por momentos genial: la riqueza del lenguaje, el humor inteligente, irónico, profundo, y las punzadas de verdad que interpelan al lector como padre y como hijo. Alejandro Zambra, el hombre de los libros chiquitos, ha hecho otro pequeño gran libro.

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