Soldados
de Salamina, de Javier Cercas, es un relato real centrado alrededor de un
suceso de la Guerra Civil española, es un libro sobre la escritura de un relato
real centrado alrededor de un suceso de la Guerra Civil española y es, al final
de cuentas, un libro sobre la escritura en sí.
El
suceso central del libro es un fusilamiento masivo, pocos días antes del fin de
la guerra, de prisioneros rebeldes por parte de los rojos, en el que sobrevive
Rafael Sánchez Mazas. Dice Cercas que
"Sánchez Mazas es un buen poeta; un buen poeta menor". (p. 78), el
"principal ideólogo y propagandista" de la Falange (p. 81) y "más responsable de la victoria de las armas franquistas que todas las ineptas
maniobras militares de aquel general decimonónico que fue Francisco
Franco." (p. 49) El otro personaje principal aparecerá casi de sorpresa, más tarde en el libro, pero será el que le dará su carácter emotivo.
El
hecho de que se trata también de un libro sobre el libro se sabe en el primer
párrafo. En la primera oración, Cercas comenta cuándo fue que él oyó
hablar por primera vez del objeto de estudio de su libro; y en la segunda
oración sitúa ese hecho no en relación con la historia de España sino en la de
su propia biografía: "Tres cosas acababan de ocurrir por entonces: la
primera es que mi padre había muerto; la segunda es que mujer me había
abandonado; la tercera es que yo había abandonado mi carrera de escritor."
(p. 15)
Ese
es el dispositivo por el que Cercas es famoso: el narrador es el escritor y
está presente todo el tiempo en el relato, más allá de que se trate de algo que
ocurrió sesenta años atrás. Como le dice el Cercas personaje a su novia en una
comida que relata el Cercas escritor, el libro "Será como una novela (...)
Sólo que, en vez de ser todo mentira, todo es verdad." (p. 66) Así, el
libro es también la hoja de ruta de la investigación; las dudas y las preguntas
del investigador a las fuentes están siempre presentes; pero además el escritor está involucrado personal y explícitamente.
En
tercer lugar, es una defensa del oficio de escribir relacionada con la memoria,
con recordar a quienes ya no están. Aunque sea cierto que la escritura siempre
incomoda ("la escritura y la plenitud son incompatibles" - p. 138),
hay algo ahí; y no es sólo una obsesión, aunque la obsesión es necesaria
("el personaje y su historia se habían convertido con el tiempo en una de
esas obsesiones que constituyen el combustible indispensable de la
escritura" - p. 48). Pero Cercas nunca se acerca a Sánchez Mazas; esa
obsesión está bien lejos de la emoción, que queda reservada para la
contraparte, un viejo soldado rojo, Miralles. Al final del día, el libro se
justifica por él, porque "mientras yo contase su historia Miralles
seguiría de algún modo viviendo" (p. 206) y es él y no Sánchez Maza el que es digno de ser un soldado de Salamina. Y para cerrar el círculo, ese recordar a Miralles es
recordar también a su padre: de las tres cosas que mencionaba al comienzo del
libro (la muerte del padre, el abandono de la escritura y el abandono de su
mujer), Cercas resuelve de alguna manera dos a través de este libro.
Además
de leerse muy bien (aunque entiendo que pueda molestar esa intromisión
permanente de este narrador/escritor en el relato mismo), el libro tiene
momentos bellos, como cuando frente a una gran vieja casa rural abandonada
dice: "su aire común de desamparo, de esqueletos en piedra entre cuyos
costillares descarnados gime el viento en las tardes de otoño, no contenía una
sola sugestión de que alguien, alguna vez, hubiera vivido en ella." (p.
69) Y momentos emotivos, especialmente en el encuentro con Miralles, donde Cercas parece poder volver a tener a su padre por unos segundos, gracias a la fuerza del abrazo de las palabras.
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