Leí Eleven Kinds
of Loneliness, de Richard Yates, una colección de once cuentos, generalmente
basados en Nueva York en los años siguientes a la segunda guerra mundial, época
que algunos caracterizan como la Era de la Ansiedad. Y en esta colección se ve
eso: prácticamente todos los personajes tienen algún tipo de soledad, algún
tipo de ansiedad sobre su lugar en el mundo. Un recurso excelente para mostrar
eso es que en muchos de los cuentos uno empieza pensando que el personaje
principal, el solitario y triste, es uno, para después darse cuenta de que hay
otro que lo es en la misma medida aunque de distinta manera: todos están de
cierta forma perdidos.
En el primer
cuento, por ejemplo, "Doctor Jack-o'-lantern", un chico de otra clase
social - “Claramente, era de la parte de New York que tenías que atravesar en
el tren antes de llegar a Grand Central” (l. 42) - llega a un colegio nuevo y
parece solo y perdido pero después nos damos cuenta de que la maestra que lucha
por integrarlo quizás está más perdida aún. En "The Best of
Everything", Grace y Ralph están a días de casarse y parecen
emocionalmente a millones de kilómetros el uno del otro. En dos cuentos
("No Pain Whatsoever" y "Out with the Old" vemos la soledad
de tuberculosos internados y las de sus familias y en por lo menos dos vemos lo
que puede hacer la experiencia militar: "Jody Rolled The Bones" y
“The B.A.R. Man”. Sobre todo, qué les pasa a esos hombres cuando dejan de tener
esa institución dándoles sentido: como dice uno de los compañeros de “The
B.A.R. Man”, “Lo mejor de la Armada es que sos alguien, ¿entendés lo que digo?”
(l. 1784)
En la tradición de
Hemingway y F. Scott Fitzgerald, son cuentos que tratan de mostrar en vez de
contar. Algunos me gustaron más, otros me aburrieron un poco, pero en general es una muy buena colección. Tienen el realismo de Carver y Cheever, aunque quizás un poco menos
de sordidez, con algunos momentos poéticos pero sutiles, como los dos que siguen.
En "No pain whatsoever", Myra va
a visitar al marido, Harry, al pabellón de tuberculosos; va con una pareja de
amigos y con su novio, Jack. La visita es amable pero distante, y después del hospital y de dejar al marido, Myra irá a tomar algo y quizás a bailar con quienes la llevaron, pero antes, entre
la visita y la subida al auto, Myra llora. “De pronto la garganta de Myra se
cerró y las luces de la calle nadaron en sus ojos. Después la mitad de su puño
estaba en su boca y ella sollozaba miserablemente, haciendo pequeñas nubecitas
de vapor que se iban flotando en la oscuridad.” (l. 1052)
En “A Glutton for
Punishment” (que es el cuento que más recomendaría leer de la colección), el
personaje principal es Walter Henderson, un hombre acostumbrado y especializado
en perder con dignidad. En el cuento veremos su soledad y la de su mujer (“La
rotación ordenada de muchos humores cuidados era su vida, o más bien, en lo que
se había convertido su vida.” - l. 1283), pero también logra con una imagen
precisa mostrarnos el sufrimiento de Crowell, su jefe, cuando tiene que
echarlo. Crowell se lo dice sentado en su silla y con sus manos sobre la tapa
de vidrio de su escritorio. Después de decirle, “Crowell se echó para atrás y
cuando levantó sus manos su humedad dejó en el vidrio dos impresiones grises
perfectas, como las manos de un esqueleto.”
Originales de las citas
“Clearly, he was from the part of New York that you
had to pass through on the train to Grand Central” (l. 42)
“The best part about the Navy is, you’re somebody,
know what I mean?” (l. 1784)
“All at once Myra’s throat closed up and the
streetlights swam in her eyes. Then half her fist was in her mouth and she was
sobbing wretchedly, making little puffs of mist that floated away in the dark.”
(l. 1052)
“The orderly rotation of many careful moods was her
life, or rather, was what her life had become.” (l. 1283)
“Crowell leaned back, and when he raised his hands
their moisture left two gray, perfect prints on the glass, like the hands of a
skeleton.” (l.
1130)
No hay comentarios:
Publicar un comentario