Hace unos meses me
recomendaron que leyera The Anthologist, de Nicholson Baker, y la edición de
Kindle que compré venía junto con su continuación, Travelling Sprinkler. Rareza:
la continuación me gustó más que el original.
En el original, el
narrador luchaba por terminar una antología de poesía después de que su novia
lo había dejado: sufría por escribir la introducción, sufría por ella y pensaba
sobre la poesía. En la segunda novela, el narrador comienza intentando escribir
un nuevo libro de poesía y de a poco se va metiendo, en cambio, en el mundo de
la música. Compra una guitarra, software para componer, micrófono, de pronto
parece que está haciendo lo que le dice el hijo de la vecina: “¿Por qué no
escribís un libro sobre el intento de escribir una canción de protesta?’, me
dijo. ‘Me parece que medio que es lo que estoy haciendo’, le dije.” (l. 4083)
En el texto se asocia
libremente, los temas van y vienen, y algunas cosas vuelven más que otras
mientras nos cuenta sus rutinas: las canciones de protesta, la guerra y la CIA
son algunos de ellos; un regador que se mueve propulsado por el agua que luego
rocía vuelve una y otra vez y le da el nombre a la novela. Pero sobre todo
vuelve a la música, que es a esta novela lo que la poesía a la primera: “Llamé
a Gene [su agente] y le dije que mi libro de poemas, anteriormente titulado
Misery Hat, se estaba convirtiendo en algo distinto. Ahora era un libro sobre
la música.” (l. 4259) Así, Paul nos cuenta de sus intentos por componer, nos
habla de cuestiones de la historia de la música (y especialmente sobre
Debussy), de su pasado como fagotista, de la música de protesta y de la música
para bailar.
Por momentos intenta
escribir una canción de protesta pero “Lo que quería, como siempre, me parece,
era escribir una canción de amor. Mi estribillo va: “Me pregunto, me pregunto
un poquito, si el destino nos va a apurar, a un lugar bonito.” (l. 4991) Porque
junto con el tema de la música está el de su relación con su ex novia y su
intención de que ella vuelva, sobre el remordimiento de no haber tenido un
hijo, que ella vuelva con él. En el medio, entre la música y el amor, hay un
lenguaje muchas veces hermoso y una mirada poética sobre la vida - “Volví
manejando a Portsmouth, por la ruta 95, con mis gomas dando vueltas y vueltas
diciendo siempre las mismas cosas al camino una y otra vez. El camino nunca lo
entiende, nunca aprende” (l. 2598) Y hay también, como es obvio a un poeta, una
reflexión permanente sobre el lenguaje, el hablado y el escrito: “Hay mil
maneras distintas de decir ‘hola’, pero hay una sola manera de decirlo en
lenguaje impreso. Eso es lo que estamos perdiendo.” (l. 4608)
Originales de las citas usadas
“He said, ‘Why don’t you write a book about trying to write a protest song?’ ‘I guess I sort of am,’ I said. (l. 4083)
“I called Gene and told him that my book of poems, formerly called Misery Hat, was turning out to be something different. It was now a book about music.” (l. 4259)
“What I wanted, as always, I guess, was to write a love song. My chorus goes, ‘I’m curious, just a bit curious, whether fate will hurry us, to a nice place.’” (l. 4991)
“I drove back to Portsmouth, up Route 95, with my tires going around and around saying the same things to the road over and over again. The road never gets it, never learns.” (l. 2598)
“There are a thousand different ways to say “hello,” but there’s only one way to say it in print. That’s what we’re losing.” (l. 4608)
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