lunes, 22 de octubre de 2018

La música del amor




Hace unos meses me recomendaron que leyera The Anthologist, de Nicholson Baker, y la edición de Kindle que compré venía junto con su continuación, Travelling Sprinkler. Rareza: la continuación me gustó más que el original.
En el original, el narrador luchaba por terminar una antología de poesía después de que su novia lo había dejado: sufría por escribir la introducción, sufría por ella y pensaba sobre la poesía. En la segunda novela, el narrador comienza intentando escribir un nuevo libro de poesía y de a poco se va metiendo, en cambio, en el mundo de la música. Compra una guitarra, software para componer, micrófono, de pronto parece que está haciendo lo que le dice el hijo de la vecina: “¿Por qué no escribís un libro sobre el intento de escribir una canción de protesta?’, me dijo. ‘Me parece que medio que es lo que estoy haciendo’, le dije.” (l. 4083)
En el texto se asocia libremente, los temas van y vienen, y algunas cosas vuelven más que otras mientras nos cuenta sus rutinas: las canciones de protesta, la guerra y la CIA son algunos de ellos; un regador que se mueve propulsado por el agua que luego rocía vuelve una y otra vez y le da el nombre a la novela. Pero sobre todo vuelve a la música, que es a esta novela lo que la poesía a la primera: “Llamé a Gene [su agente] y le dije que mi libro de poemas, anteriormente titulado Misery Hat, se estaba convirtiendo en algo distinto. Ahora era un libro sobre la música.” (l. 4259) Así, Paul nos cuenta de sus intentos por componer, nos habla de cuestiones de la historia de la música (y especialmente sobre Debussy), de su pasado como fagotista, de la música de protesta y de la música para bailar.
Por momentos intenta escribir una canción de protesta pero “Lo que quería, como siempre, me parece, era escribir una canción de amor. Mi estribillo va: “Me pregunto, me pregunto un poquito, si el destino nos va a apurar, a un lugar bonito.” (l. 4991) Porque junto con el tema de la música está el de su relación con su ex novia y su intención de que ella vuelva, sobre el remordimiento de no haber tenido un hijo, que ella vuelva con él. En el medio, entre la música y el amor, hay un lenguaje muchas veces hermoso y una mirada poética sobre la vida - “Volví manejando a Portsmouth, por la ruta 95, con mis gomas dando vueltas y vueltas diciendo siempre las mismas cosas al camino una y otra vez. El camino nunca lo entiende, nunca aprende” (l. 2598) Y hay también, como es obvio a un poeta, una reflexión permanente sobre el lenguaje, el hablado y el escrito: “Hay mil maneras distintas de decir ‘hola’, pero hay una sola manera de decirlo en lenguaje impreso. Eso es lo que estamos perdiendo.” (l. 4608)


Originales de las citas usadas 
“He said, ‘Why don’t you write a book about trying to write a protest song?’ ‘I guess I sort of am,’ I said. (l. 4083)
“I called Gene and told him that my book of poems, formerly called Misery Hat, was turning out to be something different. It was now a book about music.” (l. 4259)
“What I wanted, as always, I guess, was to write a love song. My chorus goes, ‘I’m curious, just a bit curious, whether fate will hurry us, to a nice place.’” (l. 4991)
“I drove back to Portsmouth, up Route 95, with my tires going around and around saying the same things to the road over and over again. The road never gets it, never learns.” (l. 2598)
“There are a thousand different ways to say “hello,” but there’s only one way to say it in print. That’s what we’re losing.” (l. 4608)

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