Leí los Pornosonetos
de Pedro Mairal, una compilación de sonetos que fue publicando en distintos
lugares bajo el seudónimo Ramón Paz, y que tienen en su gran mayoría, y como el
título lo indica, una temática sexual.
El segundo gran
comentario que tenía es sobre la libertad. En la contratapa Mairal dice que su
seudónimo / alter ego Ramón Paz tiene más libertad que él. Quizás lo más
llamativo del libro es cómo se puede escribir tan libremente en el formato tan
encorsetado del soneto. Quizás lo más llamativo del sexo es cómo se lo puede
ejercer tan libremente en el formato tan encorsetado de la animalidad del
humano. En más de un lugar Mairal juega con esa rareza del humano como un
animal que tiene sexo como parte de la evolución (“cadena de polvos que nos
trajo / desde el fondo del tiempo” - p. 86), como animales (“no paran como bestias
zoofornican” - p. 35) pero de maneras que los animales no hacen y con esta cosa
tan humana y poco animal como el amor:
“me entrego a la ignorancia enamorado / de este raro animal que duerme al lado”
(p. 84). Esta libertad dentro del encorsetamiento del soneto se ve, además, en
rimas insólitas; para nombrar un par, “beautiful garchada” con “bandera
idolatrada” (p. 44) y “ano” con “presbiteriano” (p. 105).
Los Pornosonetos me
resultaron divertidos; me reí muchas veces con imágenes o rimas o situaciones
que quizás, sí, resultan más graciosas a una mirada masculina; pero hay mucho
más que eso allí. Hay una reflexión sobre la vida, eso que se genera de esa
manera, sobre la muerte, sobre el amor y sobre el lenguaje.
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