Leí State of the Union. A Marriage in ten Parts, de
Nick Hornby, genio. De
Nick leímos casi todo: el mejor libro sobre ser hincha de fútbol de la
historia, Fever Pitch, How to be good, sobre una infidelidad, Juliet, Naked, A long way down, sobre el suicidio, High Fidelity, 31 Songs, The Complete Polysyllabic Spree. Los temas de Nick son siempre los mismos (como los de
todos, supongo): matrimonio, pareja, infidelidad, depresión y consumos
culturales (deportes, música, lecturas, quizás antídotos para la depresión). En
este libro brevísimo se juntan la depresión, la infidelidad y la pareja.
La gran
originalidad de State of the Union no es temática sino de formato. El libro
consiste de diez capítulos que son diez encuentros entre Tom y Louise, en el
pub frente al consultorio de su terapeuta, justo antes de entrar a sus sesiones
de terapia de pareja. El libro es casi una obra de teatro o un guión, casi
exclusivamente diálogo. Lo que no es diálogo a veces parecen didascalias
(palabra que quiero usar porque la aprendí esta semana: son las indicaciones
que se usan en teatro): prosa muy precisa sobre lo que ven o hacen los
personajes. En solo dos momentos en el libro me pareció que las didascalias se
salen de registro, explicando de más: “Ella tenía los labios pintados y un
sweater escotado – ella era la que se estaba esforzando.” (p. 99); y “Él está
alegre – más energético, los ojos chispeantes.” (p. 111) Y lo que es diálogo es
espectacular: gracioso, creíble y, sobre todo, suficiente. Quiero decir: con
estos diálogos de pocos minutos antes de cada sesión, semana a semana, Hornby
logra construir, el lector reconstruye en su cabeza, la historia de una pareja
en la que terminó el amor, pero quizás no el matrimonio.
Con los diálogos
también vemos dos maneras distintas de abordar el mundo emocional, dos entradas
a dos personas. La fuente del problema marital puede ser la infidelidad de
Louise. “‘A ver, contame cómo la ves, a vuelo de pájaro’, dice Louise. ‘Te
acostaste con otro y acá estamos’.” (p. 5) Para ella, en cambio, es un poco más
complejo, y en el origen está la depresión de Tom: “Envejecimos de manera
diferente. Yo creo que los cuarenta son los nuevos treinta, salvo que hay que
ir más al gimnasio. Vos pensás que tener cuarenta y cuatro es como tener
sesenta y cinco, salvo que tus hijos son más chicos. ¡No se acabó! ¡Nada se
acabó! ¿Qué pasó con tu capacidad de pelearla?” (p. 39) El romance, claramente,
ha terminado. Como dice Tom: “Odio ser tan poco romántico, pero la ubicación
conveniente es básicamente la definición del sexo marital. Dejo mi libro en la
mesa de luz, miro al otro lado de la cama y ahí estás vos.” (p. 118) Pero
quizás el matrimonio logra sobrevivir a la muerte del amor: “‘Me conformaría
con bancárnosla’, dice Louise. ‘El objetivo de todo matrimonio es que se la
banque, ¿o no? No creo que haya mucho más que eso’.” (p. 108)
Originales de las
citas usadas
“Talk me through the route your crow flies”, Louise
says.
“You slept with someone else, and here we are.” (p. 5)
“We’ve aged differently. I think forty is the new
thirty, except you have to go to the gym more. You think forty-four is like
being sixty-five, except your children are younger. It’s not over! Nothing is
over! Where’s your fight?” (p. 39)
“She’s wearing lipstick and a plunging sweater – she’s
the one making the effort.” (p. 99)
“He’s cheerful – more energetic, eyes sparkly.” (p.
111)
“I hate to be unromantic, but convenient placement is
pretty much the definition of marital sex. I put my book down, look over to the
other side of the bed, and there you are.” (p. 118)
“I’d settle for making it through,” says Louise.
“Making it through is the goal of every marriage, isn’t it? I’m not sure there’s anything
else.” (p. 108)
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