lunes, 13 de julio de 2020

Bancársela




Leí State of the Union. A Marriage in ten Parts, de Nick Hornby, genio. De Nick leímos casi todo: el mejor libro sobre ser hincha de fútbol de la historia, Fever Pitch, How to be good, sobre una infidelidad, Juliet, Naked, A long way down, sobre el suicidio, High Fidelity, 31 Songs, The Complete Polysyllabic Spree. Los temas de Nick son siempre los mismos (como los de todos, supongo): matrimonio, pareja, infidelidad, depresión y consumos culturales (deportes, música, lecturas, quizás antídotos para la depresión). En este libro brevísimo se juntan la depresión, la infidelidad y la pareja.
La gran originalidad de State of the Union no es temática sino de formato. El libro consiste de diez capítulos que son diez encuentros entre Tom y Louise, en el pub frente al consultorio de su terapeuta, justo antes de entrar a sus sesiones de terapia de pareja. El libro es casi una obra de teatro o un guión, casi exclusivamente diálogo. Lo que no es diálogo a veces parecen didascalias (palabra que quiero usar porque la aprendí esta semana: son las indicaciones que se usan en teatro): prosa muy precisa sobre lo que ven o hacen los personajes. En solo dos momentos en el libro me pareció que las didascalias se salen de registro, explicando de más: “Ella tenía los labios pintados y un sweater escotado – ella era la que se estaba esforzando.” (p. 99); y “Él está alegre – más energético, los ojos chispeantes.” (p. 111) Y lo que es diálogo es espectacular: gracioso, creíble y, sobre todo, suficiente. Quiero decir: con estos diálogos de pocos minutos antes de cada sesión, semana a semana, Hornby logra construir, el lector reconstruye en su cabeza, la historia de una pareja en la que terminó el amor, pero quizás no el matrimonio.
Con los diálogos también vemos dos maneras distintas de abordar el mundo emocional, dos entradas a dos personas. La fuente del problema marital puede ser la infidelidad de Louise. “‘A ver, contame cómo la ves, a vuelo de pájaro’, dice Louise. ‘Te acostaste con otro y acá estamos’.” (p. 5) Para ella, en cambio, es un poco más complejo, y en el origen está la depresión de Tom: “Envejecimos de manera diferente. Yo creo que los cuarenta son los nuevos treinta, salvo que hay que ir más al gimnasio. Vos pensás que tener cuarenta y cuatro es como tener sesenta y cinco, salvo que tus hijos son más chicos. ¡No se acabó! ¡Nada se acabó! ¿Qué pasó con tu capacidad de pelearla?” (p. 39) El romance, claramente, ha terminado. Como dice Tom: “Odio ser tan poco romántico, pero la ubicación conveniente es básicamente la definición del sexo marital. Dejo mi libro en la mesa de luz, miro al otro lado de la cama y ahí estás vos.” (p. 118) Pero quizás el matrimonio logra sobrevivir a la muerte del amor: “‘Me conformaría con bancárnosla’, dice Louise. ‘El objetivo de todo matrimonio es que se la banque, ¿o no? No creo que haya mucho más que eso’.” (p. 108)

Originales de las citas usadas
“Talk me through the route your crow flies”, Louise says.
“You slept with someone else, and here we are.” (p. 5)
“We’ve aged differently. I think forty is the new thirty, except you have to go to the gym more. You think forty-four is like being sixty-five, except your children are younger. It’s not over! Nothing is over! Where’s your fight?” (p. 39)
“She’s wearing lipstick and a plunging sweater – she’s the one making the effort.” (p. 99)
“He’s cheerful – more energetic, eyes sparkly.” (p. 111)
“I hate to be unromantic, but convenient placement is pretty much the definition of marital sex. I put my book down, look over to the other side of the bed, and there you are.” (p. 118)
“I’d settle for making it through,” says Louise. “Making it through is the goal of every marriage, isn’t it? I’m not sure there’s anything else.” (p. 108)

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