martes, 24 de noviembre de 2020

Otro libro abandonado

Estuve leyendo el Rosas de John Lynch. ¿Qué explica esa decisión? Un poco el hecho de que mi hija mayor me había pedido ayuda para entender el período de Rosas, que estaba estudiando para el colegio. Otro poco el hecho de que tenía la cuestión gaucha en la cabeza por haber leído esos dos libros tan distintos que son El gaucho Martín Fierro y La vuelta de Martín Fierro. Y un poquito más porque allí el libro me saltó de la biblioteca de la casa que estoy alquilando, como me había ocurrido con Red Storm Rising. Y me pasó con Rosas lo mismo que con aquella novela: no lo pude terminar, lo dejé. Y esta vez ya no pienso que lo haya dejado porque el libro sea malo, ya tengo que pensar que algo me pasa a mí, que he aprendido a dejar libros, pero que no suelo hacerlo. Es verdad que la pandemia ha destruido mis hábitos de lectura, que se apoyaba en esa hora y media de transporte público que tenía todos los días. Pero me debe estar pasando algo como lector, también; se me ocurre que las dificultades de concentración tienen que ver con la incertidumbre que reina hoy en mi vida y en la de tantos otros, un poco en suspenso en este año extraño. En todo caso, lo más lindo de la experiencia fue encontrarme en los agradecimientos con Ezequiel Gallo, querido profesor que dirigió mi tesis.


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