Leí mal Atlas que, en su
versión original, era un libro compuesto por textos breves e imágenes varias de
viajes y lugares en el mundo de Borges, un mundo en parte real y en parte
literario. Leer algunos textos sin las imágenes parece un error, pero así viene
en las Obras Completas y ni se me ocurrió comprar una versión original. Sí se
me ocurrió, después de escribir esa última oración, consultarlo en la
biblioteca y debo decir que las fotos no mejoran demasiado la experiencia.
Salvo, quizás, por la foto de un Borges bien entrado en años con el terror y la
felicidad infantil por estar, finalmente, con un tigre real, de carne y hueso,
y no un mero arquetipo. Y la foto de Borges en Ginebra, quizás la más bella y
significativa de las incluidas en este libro publicado en colaboración con
María Kodama.
En los temas tratados, el
de los arquetipos viene una y otra vez (del mar, de un tigre, de una brioche);
también aparecen otros tópicos típicos: duelos a cuchillos, sueños y
pesadillas, el tiempo, laberintos. Visitamos Roma, Canadá, Irlanda, Inglaterra,
Estambul, Venecia, Buenos Aires, claro, Alemania, Madrid, Egipto y California,
donde hay un viaje en globo. Y tenemos, por supuesto, grandes momentos
borgeanos:
·
“No
hay un solo hombre que no sea un descubridor.” (p. 439, Prólogo).
·
“crepúsculo
dudoso” (p. 442).
·
“Le
fue dado el lenguaje, esa mentira” (p. 447).
·
“Toda
palabra presupone una experiencia compartida” (p. 453).
·
“En
la memoria todo es grato, hasta la desventura.” (p. 457).
·
“el
eventual artista es un hombre que bruscamente ve” (p. 460).
· “todas las cosas del mundo me llevan a una cita o a un libro.” (p. 472).
· "todo lo que atañe al agua es poético y nunca deja de inquietarnos" (p. 479).
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