miércoles, 16 de febrero de 2011

Sobre la honestidad de un nombre

     No digamos que no nos avisaron. Desde el nombre mismo el kirchnerismo nos muestra el objetivo de su proyecto: la victoria. El Frente para la Victoria tiene como objetivo político eso, la victoria. No para transformar sino para perdurar. En palabras de Artemio López:
  
“Todo convive al interior del kirchnerismo, que expresa un proyecto populista de mayorías y como en tal tuvo y tendrá matices y contradicciones en su interior. (…) No se demanda mayor "coherencia" programática (que es una falacia, nada de lo realizado por el FPV estaba escrito en programa de gobierno alguno, en rigor "se hizo camino al andar"), sino mayor volumen electoral, la única verdad.”

     En ese camino, se puede llamar a defender la soberanía nacional por el ingreso de material delicado para un curso aprobado por el propio gobierno (aunque se lo haga desviándose del idioma oficial); se puede trabar importaciones aunque eso vaya en contra de la defensa de “la mesa de los argentinos”; se puede, finalmente, encontrar a socialistas apoyando al Ministro de Economía egresado del CEMA que dice que la inflación no castiga a los pobres.

Amado encuentra apoyos de rincones sorprendentes.

     Como dice Artemio López, el volumen electoral es “la única verdad”.

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