martes, 22 de marzo de 2011

El maestro zen

Hace unos días prendí la televisión y me topé con una muy buena película llamada “Charlie Wilson's war”, sobre un congresista norteamericano de escaso compromiso hasta que encuentra una causa que lo mueve: apoyar a los muyahidín afganos que resistían la invasión soviética.
El día que se retiran los soviéticos el congresista Wilson festeja. Pero uno de sus compañeros en la campaña, hombre de la CIA, le cuenta un cuento que lo pone a pensar. “A un niño en una aldea le regalan un caballo. Qué bueno, dicen los aldeanos; vamos a ver, dice el maestro zen. Andando a caballo, el niño se cae y se rompe un hueso. Qué desastre, dicen los aldeanos; vamos a ver, dice el maestro zen. A los pocos días, comienza una guerra, y el niño se salva de ir por el brazo roto. Qué bueno, dicen los aldeanos; vamos a ver, responde el maestro zen...” Y así sucesivamente.

“Paciencia, pequeño saltamontes: la vida se
compone de millones de pequeños pasos.”
Fuente: Morguefile, http://mrg.bz/w58D2y

En política y en la vida operamos con información muy imperfecta. Así, a tientas, tomamos decisiones todos los días, y a veces tenemos que reverlas. No se trata de convertirnos en pragmáticos absolutos, pero tampoco podemos planificar todo ni perder la flexibilidad que la realidad a veces demanda. Hay que mirar las estrellas, no debemos dejar de soñar, de proyectar a ese niño de la aldea hacia la adultez. Pero esto no significa enamorarse de ideas o decisiones tomadas casi siempre en la oscuridad.
Como tantas veces, es cuestión de equilibrio, y más fácil decir que hacer.

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