viernes, 2 de diciembre de 2011

Tristeza

Lo de ayer en la Legislatura me despierta tristeza, mucha tristeza.

No me quiero meter en si las patotas de unos o los manifestantes de otros o la policía de unos o de otro o qué. Lo más importante es la educación. Ayer leí una columna de Andrés Oppenheimer que ponía en contexto un informe de la CEPAL sobre la reducción de la pobreza en América Latina. Es verdad, dice Oppenheimer, que se redujo, pero mucho menos que en Asia; y allí se redujo más por tres razones: “educación, educación y educación”. La “mayoría de los países latinoamericanos se han enfocado [en sus políticas educativas] en expandir la cobertura escolar con poca preocupación por la excelencia académica.”

Si la discusión sobre cómo elegir a los docentes resulta en incidentes como los de ayer estamos jodidos. Y yo quiero creer: que podemos educar mejor, que podemos sacar a todos los argentinos de la pobreza, que podemos aprender a discutir mejor. Por eso lo de ayer me genera mucha tristeza.

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