La semana pasada terminé Keep the aspidistra flying de George Orwell, préstamo de mi amigo el Doc. Se trata de una crítica al mundo comercial y capitalista, donde la aspidistra, una planta que supongo que en Argentina sería como el potus, es una metáfora de la decencia, de vivir como se debe, como corresponde.
Más allá de lo que sucede, el centro de la cosa es un personaje, Gordon Comstock, quien en un un momento: "tuvo una visión de Londres, del mundo occidental; vio mil millones de esclavos laburando y arrastrándose alrededor del trono del dinero. Se ara la tierra, se navegan los barcos, los mineros transpiran en húmedos túneles subterráneos, los oficinistas se apuran para agarrar el de ocho quince con el temor de que el jefe les morfe el hígado. Hasta en la cama con las patronas tiemblan y obedecen. ¿A quién obedecen? Al clero del dinero, a los capos del mundo de caritas rosas. La Clase Alta. Una caterva de jóvenes conejitos pisteros en autos de miles de dólares, de brokers que juegan al golf y financistas cosmopolitas, de abogados de Puerto Madero y maricones conchetos, de banqueros, capos de los medios, escritores de los cuatros sexos, boxeadores yankis, mujeres aviadoras, estrellas de cine, obispos, poetas premiados y gangsters de Chicago." (Ver original abajo). El libro, de 1935, quizás no resistió demasiado bien el paso del tiempo: por momentos se torna aburrido y el personaje me terminó molestando bastante; pero es interesante para entender el período de entreguerras y es una notable fuente de citas, como se ve a continuación.
"In all bookshops there goes on a savage Darwinian struggle in which the works of living men gravitate to eye-level and the works of dead men go up or down". (p. 8) "En toda librería se libra una brutal lucha darwiniana en la que las obras de los hombres vivos gravitan a la altura de los ojos y las de los muertos van para arriba o para abajo."
"Money, money, all is money! Could you write even a penny novelette without money to put heart in you? Invention, energy, wit, style, charm - they've all got to be paid for in hard cash." (p.9) "¡Guita, guita, todo es guita! ¿Podrías escribir una novelita de cinco mangos sin guita que te de confianza? Imaginación, energía, ingenio, estilo, encanto - todos tienen que ser pagados al contado."
"They were one of those depressing families, so common among the middle-middle classes, in which nothing ever happens." (p. 39) "Eran una de esas familias deprimentes, tan comunes en la clase media-media, en las que nunca pasa nada."
"Every intelligent boy of sixteen is a Socialist. At that age one does not see the hook sticking out of the rather stodgy bait." (p. 43) "Todo pibe inteligente de dieciséis es socialista. A esa edad uno no ve el anzuelo detrás de la dudosa carnada."
"Faith, hope, money - only a saint can have the first two without having the third." (p.57) "Fe, esperanza, dinero - sólo un santo puede tener las primeras dos sin tener la tercera".
"No rich man ever succeeds in disguising himself as a poor man; for money, like murder, will out." (p. 80) "Ningún hombre rico puede ser exitoso disfrazándose como un hombre pobre; tarde o temprano el dinero, como el asesinato, se descubre."
"Only there are three alternatives instead of two, and all three of them make us spew. Socialism's only one of them (...) suicide and the Catholic Church." (p. 88) Hay tres alternativas, y las tres nos dan ganas de vomitar: el socialismo, el suicidio y la Iglesia Católica.
Las mujeres tienen la culpa: "Because it's the women who really believe in the money-code. The men only obey it; they have to, but they don't believe in it. It's the women who keep it going. The women and their Putney villas and their fur coats and their babies and their aspidistras." (p. 114) "Porque son las mujeres las que realmente creen en el código del dinero. Los hombres lo obedecen; tienen que hacerlo, pero no creen en él. son las mujeres las que lo mantienen. Las mujeres y sus casas de fin de semana y sus tapados de piel y sus bebés y sus potus."
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"He had a vision of London, of the Western world; he saw a thousand million slaves toiling and grovelling about the throne of money. The earth is ploughed, ships sail, miners sweat in dripping underground tunnels, clerks hurry for the eight-fifteen with the fear of the boss eating their vitals. And even in bed with their wives they tremble and obey. Obey whom? The money-priesthood, the pink-faced masters of the world. The Upper Crust. A welter of sleek young rabbits in thousand guinea motor cars, of golfing stockbrokers and cosmopolitan financiers, of Chancey lawyers and fashionable Nancy boys, of bankers, newspaper peers, novelists of all four sexes, American pugilists, lady aviators, film stars, bishops, titled poets and Chicago gorillas." (p- 150)
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