Una banda de maleantes utiliza
una extraña metodología: un grupo de personas se forma debajo de una tela
haciendo el muñeco de un ciempiés y recorre la ciudad causando destrozos; rompen
autos, roban, dejan desnudas a las señoritas más hermosas de la ciudad y hasta
matan personas; en una misma oración el autor habla de autos abollados y
muertos, y una “manteada” puede terminar en muerte.
Así comienza La banda del Ciempiés, de Mario Levrero,
una novela situada en una ciudad no identificada de EE.UU. que parodia lo peor
del género policial. La novela ocurre en realidad en un mundo de fantasía donde
nada es lo que parece. Smithe Andrews, el jefe policial que muere y revive, el
oso que parece a punto de matar a una señorita para aparecer luego como un
animal amaestrado, el jefe de una agencia de detectives que, al final, no hace
nada, una ardilla dedicada a tirar bellotas a la gente en un parque y muchos personajes más. Nada es lo que parece: “de un modo u otro, razonó, siempre
seremos tiranizados por constelaciones de hechos incomprensibles; la zona
dentro de la cual podemos decidir con nuestro yo consciente y voluntario es
tremendamente limitada y, aún así, al mismo tiempo bastante irreal.” (p. 137)
Un mundo donde sabemos muy poco, en una novela que termina con un escena en la que
el narrador da una teoría sobre lo ocurrido y un sabio responde: “No – dijo, al
fin –. Es la mejor teoría que he escuchado, pero está tan lejos de la verdad
como todas las otras.”
Este es uno de los libros
que menos me gustó de uno de los autores que más sigo, pero tiene cosas muy
divertidas y otras profundas. Como en muchas de sus obras, Levrero juega con
los sueños; sus personajes tienen sueños complejos, oscuros y preocupantes, aún
cuando el tono general de la novela sea cómico. La cantidad de personajes que
inventa y las situaciones ridículas que aparecen no pueden sino divertir, y hay
siempre un manejo especial de escenas sexuales, donde se mezclan excelentes imágenes, el ridículo, los sueños y
el deseo.
Esta novela se inscribe
dentro de lo más lúdico de Levrero (como Nick
Carter) y lejos de lo más oscuro (como La
Trilogía Involuntaria o Dejen todo en
mis manos), y aunque no sea lo que a mí más me gusta, es una excelente manera
de perder el tiempo: “Quería, en suma, seguir disfrutando de un tiempo que
fuera exclusivamente para sí mismo, aunque fuera para perderlo; de todos modos,
el tiempo dedicado a los demás también era pasible de ser computado como tiempo
perdido. Angus trató de razonar acerca de lo que pudiera ser un tiempo ganado,
pero le fue imposible encontrar un ejemplo. La expresión carecía de
significado; al parecer, el tiempo sólo puede perderse.” (p. 137-138)
Excelente Levrero!
ResponderEliminar¿Que novela recomendas para iniciarse en la lectura de Levrero?
ResponderEliminarYo empecé con "El discurso vacío" un poco de casualidad. (Bah, en verdad no fue por casualidad sino por el consejo de un buen librero, Pablo Braun de Eterna Cadencia). Si tuviera que recomendar hoy, con lo que leí de él, yo empezaría por "Deje todo en mis manos" por dos razones: (1) creo que es la novela que más me gustó de él; (2) es un buen punto medio entre las cosas más "serias" / crípticas (como La Trilogía Involuntaria) y las más cómicas como este de La Banda del Ciempiés y Nick Carter.
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