martes, 23 de octubre de 2012

Nos tapó el agua


La señora tenía la típica pinta de las señoras de barrio: la cartera, la campera, los anteojos, el pelo cuidado. Una señora que podría ser de cualquier barrio del conurbano. Se la ve ahí, en la esquina superior derecha de la foto, a punto de pasar por el molinete liberado. Yo me había detenido acá atrás para sacar la foto del laguito que me separaba de las máquinas expendedoras de boletos. Alguien había escrito en hojas en blanco con marcador "Servicio con demoras" y lo había pegado a las máquinas. No es novedad. Están ahí casi todos los días. Tanto que nunca sabemos qué quieren decir los ferroviarios o los especialistas de tránsito de radios y tele cuando dicen "servicio normal". Normal es con demoras. Normal es malo. Normal es que no funciona.
Así que paré ahí y saqué la foto e hice un rodeo al laguito para llegar al costado derecho de la expendedora de la derecha para sacar mi boleto sin mojarme los pies: Retiro ida y vuelta, $2,20. Cuando saqué mi boleto y giré para subir los escalones vi que la señora de barrio volvía del andén. Me había mirado desde allí mientras sacaba el boleto y me preguntó: "¿pero qué tenemos que hacer? ¿Tenemos que sacar boleto?" Le respondí sin palabras que no sabía.
Después nos dijeron que el próximo tren tardaría 15 minutos en llegar. Cuando llegó lo dejé pasar y me subí al que vino después. No volví a ver a la señora ni sé si sacó boleto.



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