La primera vez que la
vi no podía creer que existiera. Eso no puede ser cierto. Eso no puede existir.
Pero el señor que tenía por delante me insistía y me perjuraba que sí, que
existía, que la palabra "sinergia" existe y que significa algo
realmente. Ya sé eso de que es algo que es más que la suma de las partes. Ya lo
escuché. Ya lo leí. Ya está. Sigue sin significar, para mí, nada. O, más bien,
casi nada. La palabra tiene para mí un significado oculto, uno que paso ahora a
descubrir para quienes quieran leer: la palabra sinergia significa que el texto
en el que está inserta es un gasto innecesario de papel y tinta (o de bits), y
que la persona que la pronuncia inventa, está "full of shit", como
dirían los gringos, "bate fruta" o "bolacea", diría un
porteño.
Si la lee en un diario económico significa que quien la ha escrito se
quedó a comienzos de siglo, atrapado bajo la explosión de la burbuja de las
empresas .com; si la encuentra en un diario generalista es que estamos en
plenas vacaciones de verano y han dejado a los mandos a un becario en
prácticas; en un blog no es otra cosa que el desesperado intento de su autor
por entrar en la cuestionable galaxia de los gurús; y en una propuesta de
negocio, (¡AY!) que al posible cliente le va a salir carísimo.
Es que es así la cosa: sinergia es palabra de gurúes, y gurúes
son quienes repiten las mismas tres cosas ante cualquier pregunta o auditorio.
El que piensa de verdad no necesita palabras raras ni oraciones complicadas. El
que quiere transmitir una idea la dice de una manera simple y directa.
"Che, José, si ponemos a trabajar a Juan con Adela seguro que logran
buenos resultados", dice una persona sensata. "Lo que yo he
descubierto, y que tú sabrás ahora gracias a que me digno a explicártelo (a
cambio de mis jugosos honorarios de consultor), es que las funciones de la
jefatura de comunicaciones internas (Adela para los amigos) y de comunicaciones
institucionales (Juan) tienen gran potencial de sinergias positivas en función
de los radios de acción definidos en la estrategia global de la marca".
Así habla un gurú, en un lenguaje que más que sinérgico parece lisérgico,
aunque ya todos nos hemos acostumbrado a esta charlatanería.
¿Habría que desterrar por tanto el uso de esta infausta palabra y
prohibir su uso bajo pena de galeras? Sin duda, pero sería una labor inútil. La
asociación que engloba a los principales fabricantes de bebedizos mágicos, crecepelos
milagrosos, vidrios de colores y gurús del marketing a tiempo parcial ya ha
previsto este movimiento y tiene preparados otros tantos palabros tan tóxicos o
más con el fin de ocupar un espacio que consideran suyo, como son por ejemplo:
"proactivo", "viralizar", "coadyuvar" o
"pegajosidad". La batalla está pues perdida de antemano, por lo que
los autores de este post recomendamos la única estrategia posible, que es la
que recomendamos para casi todo en la vida: relájense y disfruten.
* Post a cuatro manos y dos países separados por un océano, sinergizando a César Calderón y Fernando Santillan, a Gov & Tech y 7:50 a Retiro.
te falta reingenieria de procesos, madre de todo lo que sigue, stakeholders, empoderamiento (si suena fea en castellano).
ResponderEliminarla verdad, es como dice Economist, los MBA, hay que extinguirlos
http://www.economist.com/debate/debates/overview/241
¡Séh! Reingeniería es fatal.
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