Resulta que no me gusta mucho Aira. Un señor divorciado se va de
Providence (Rhode Island) a Buenos Aires de vacaciones, a alejarse de la
situación familiar. Tomando un café en un bar, en la vereda, con una señorita,
sucede un episodio casi cómico: el gallego dueño del bar estaba abriendo el
toldo y cayó el agua acumulada por la lluvia encima de un tipo que pasaba por
ahí, con la coincidencia de que lo conocían el señor y la señorita con quien
estaba, y que una o dos mesas más allá estaba la madre de quien sufriera la
caída del agua. Desde esa escena se despliega el libro, con las historias de
los distintos personajes, pero sin historia propiamente dicha. Hacia el final,
y casi como conclusión, nos dice el autor: "No hubo un final feliz, pero
las historias rara vez lo tienen. De hecho, es raro que lleguen a tener un
final, porque el que las cuenta se cansa en el camino, se aburre, o teme que se
burlen de él." (p. 122)
No hay ni mucho final ni mucha historia, pero sí historias, muchas
veces llenas de magia, lo cual yo tengo problemas para tolerar. Entre otras
cosas aparece un escultor en Quilmes, loco y borracho, que ya no esculpe sino
que sólo mueve piedras de un lugar a otro de un galpón sucio; y un dios indio
en Banfield, que debe ser paseado por distintas familias los domingos por la
tarde.
Otra cosa que no me convenció fue la aparición de ciertas frases
que quieren decir mucho. Un incendio, por ejemplo, pasaba a tener rasgos
mágicos: "Nada inflamable escapaba al contacto de los cables negros
desprendidos de sus caños por la violencia del cortocircuito y animados por la
violencia con que el Hada Electricidad mutaba en la bruja Combustión
Espontánea." (p. 18) O una reflexión sobre el tiempo: "El tiempo era
apenas la máscara que se ponía la eternidad para seducir a la juventud."
(p. 109) Todo muy cargado, muy denso. Al mismo tiempo, algunas frases generales de ese tipo sí me gustaron,
como la indignación de uno que "Siempre parecía indignado, pero con esa
indignación resignada del oprimido, de la víctima ancestral de la historia."
(p. 50) O el misterio de una chica que "Era misteriosa, pero sin
proponérselo. Paradójicamente, daba una sensación de transparencia (todo
misterio da esa sensación)." (p. 116)
Así que no me gustó Aira, lo que no quiere decir nada sobre él
como escritor ni sobre mí como lector. A veces así son las cosas.
A mi tampoco me gusta, Festival me aburrió !
ResponderEliminarParece que no estoy solo. Gracias.
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